La película titulada “Hombre en llamas” relata la vida de John Creasy, un ex agente de la CIA con problemas de alcoholismo que es contratado para ser el guardaespaldas de una niña. La historia se desenvuelve en México, cuya población vivía atemorizada por la ola de secuestros a los hijos de familias acaudaladas.

Al principio parecía que todo estaba bien, pero un día al regresar de unas clases de piano, ocurrió un altercado con unos delincuentes que los habían estado siguiendo. Después de una violenta balacera que dejó a John  gravemente herido, se llevaron a la niña. Posteriormente, un intento de rescate organizado por la policía terminó muy mal y acabó con las esperanzas de sus afligidos padres.

John no había terminado de sanar sus heridas cuando se enteró de lo que había ocurrido, pero aun así se comprometió a recuperar a la niña y dar con los autores. Con la ayuda de varias personas logró adentrarse hasta el fondo de la organización criminal, eliminando a varios malhechores y desenmascarando a otros involucrados.

Al final, logra llegar a un acuerdo con los captores de la niña: Ellos la entregarían si a cambio se quedaba él en su lugar. John Creasy aceptó el trato e hicieron el intercambio. La niña por fin regresaría a casa y el guardaespaldas quedaría cautivo.

La película es la adaptación de una novela, pero el final muestra uno de los actos más valerosos que jamás ha existido: “Dar la vida por otro.” ¿Acaso hay alguna acción más hermosa que esa?, ¿Puede haber muestra de amor más grande que entregar la vida por voluntad propia, a cambio del bienestar de otra?

Algo similar pasó hace mucho tiempo. Todo hombre estaba cautivo del pecado y destinado a morir, Ezequiel 18:20 dice: “El alma que pecare, esa morirá” Versión Reina-Valera 1960. Nadie podía salvarse del castigo de sus pecados, pero Dios mostraba sus intenciones de rescatar a la humanidad enviando mensajeros y profetas para dar a conocer sus planes.  Zacarías 9:9 dice: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” Versión Reina-Valera 1960

El rescate anunciado muchos años antes comenzaría el día que Jesús entraba sentado en un pollino a Jerusalén y culminaría unos días después, con su muerte en la cruz del calvario y su resurrección triunfante sobre la muerte. Esta no es una novela,  un cuento o una simple historia, es algo que realmente ocurrió y que debe llenarnos de alegría. Ahora somos libres por ese sacrificio.

El rescate aún puede salvar a miles de personas. Es Dios el que abre las rejas y quiebra los grilletes para darnos libertad, pero es decisión de cada uno el aceptar lo que Él hizo y salir de esa prisión.

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos…” 1 Timoteo 2:5-6 Versión Reina-Valera 1960

Recordemos con especial alegría el sacrificio de amor que Dios hizo al enviar a su Hijo amado para rescatarnos de nuestro cautiverio.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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