“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.” Deuteronomio 20:2 (RVR1960)

El pueblo de Israel estuvo esclavizado en Egipto por mucho tiempo, hasta que Jehová los liberó y los condujo hasta la tierra prometida; aunque tardaron 40 años a causa de su rebeldía, la promesa fue cumplida y ¡fueron liberados!

Nosotros también podemos estar sometidos a la esclavitud que no es física solamente, sino espiritual, la del pecado. Esta esclavitud no tiene compasión de nadie, aprisiona a todos sin importar edad, sexo o estatus; trae destrucción no sólo al cautivo sino también al entorno, acabando con familias, vidas e incluso la relación con Dios.

En cambio la libertad dada por medio de Jesús, es llena de gracia y misericordia, pues a pesar de que podemos caer, ella no nos desecha, al contrario, nos levanta y nos ayuda a seguir adelante.

Pero debemos tener mucho cuidado de conservarla, no vaya ser que nuevamente nos entreguemos a la esclavitud, como dice Gálatas 5:13 (RVR1960) “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.” Gálatas 5:13

No des paso a nada que te aleje de Dios, ni seas rebelde ante su guía, sigue sus instrucciones y cumplirás lo que Él tiene para tu vida, planes de bien y no de mal.

¡Él te ha hecho libre!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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