Hace unas semanas, en un pequeño descuido, mi pequeña se cayó y se hizo una herida  en el rostro. Al ver a mi hija llena de sangre me asusté muchísimo y me dolió verla llorar sufriendo  las consecuencias de su caída, me sentía tan impotente por  no poder quitarle ese dolor y deseé con todo mi corazón ponerme en su lugar para que ya no siguiera sufriendo.

De la misma forma, Dios que es nuestro Padre, al ver que el pecado nos estaba destruyendo envió a su único hijo para que se pusiera en nuestro lugar  y  de esa forma, nos hizo libres de  las consecuencias de nuestro  pecado.

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Isaías 53: 4-6 (RVR 1960)

Todos  necesitamos de Jesús porque Él nos ama, desea tener una relación personal y darnos una vida llena de gozo y de propósito.

Jesús es tu amigo, tu hermano y aun conociendo lo peor de tu vida te ama. ¿Por qué? Porque no te ve cómo eres, te ve como serás después de que Él haya terminado su obra en tu vida.

La única forma de acercarte a Él es aceptándolo como tu único y suficiente Salvador, Él cambiará tu vida y ya no tendrás que sufrir las consecuencias de tu pecado.

Todos de alguna manera y en algún momento dado dejaremos este mundo, pero la única forma de llegar hasta Dios es a través de Jesucristo pues Él es el puente para acercarnos a Dios.

 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Juan 14:6 (RVR 1960)

Ya no lo pienses más y entrégate a Jesucristo.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario