A diario tomamos decisiones ¿Qué vestir? ¿Qué comer? ¿Dónde ir?, nuestra vida es un reflejo de nuestras decisiones.

La Biblia cuenta una historia de un hombre que tenía dos hijos. El más joven de ellos pidió su parte de la herencia para disfrutar antes de que su padre muriera. El padre estuvo de acuerdo y dividió sus riquezas entre los dos hijos. El hijo menor tomó su mitad y se fue de la casa. Rápidamente gastó todos sus bienes en una vida desenfrenada y loca; llegó al punto de quedarse sin nada, y tuvo que buscar trabajo cuidando cerdos en un campo. Uno de esos días de trabajo, él tenía tanta hambre que deseó comer de la comida que les daban a los cerdos. Fue en ese instante que entró en razón y pensó: “En la casa de mi padre, aun los sirvientes tienen que comer. ¡Aquí estoy yo sucio y envuelto con los cerdos!” En ese instante decidió regresar a su casa con la esperanza de que su padre no lo negara y lo aceptara por lo menos como un sirviente.

Es cierto que nuestras malas decisiones son las que nos alejan de Dios, así como el hijo prodigo, fue tras un espejismo de felicidad, creyó que satisfaciendo todos sus deseos iba a encontrar la felicidad.

Pronto se dio cuenta que esto no era un buen camino y que la vida desenfrenada que llevaba, finalmente lo hizo reflexionar: si antes disfrutaba de los mejores manjares y tenía un techo donde descansar, ahora se veía en medio de animales, deseando el alimento de los cerdos y sin donde recostar su cabeza.

Este joven se dejó llevar por sus emociones, pero llegó el día que reconoció que se equivocó y decidió volver a su casa con una actitud de humildad y sumisión. Su padre lo recibió con los brazos abiertos, se puso tan contento de su retorno que lo vistió, le puso un anillo, sandalias e hizo una gran fiesta en su honor.

Si estas alejado de tu Padre celestial, no dudes en volver, Él te espera y ansía abrazarte y festejar tu retorno, El te ama y nunca dejó de hacerlo, y si estás pensando alejarte e ir detrás de algo o alguien, ten por seguro  que nada puede superar lo que  Dios te da.

Detente a considerar si el próximo paso que darás ¿te ayudará a acercarte más a Dios o te alejará?

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan 4:10

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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