En el libro de 1 Reyes capítulo 17 podemos encontrar la historia de Elías, que aparece de la nada para dar un mensaje de Dios al rey Acab, quien cayó en la idolatría; inmediatamente después, el profeta vuelve a desaparecer. Aquí lo interesante es que Dios le dice que se esconda, el propósito: entrenarlo, prepararlo para lo que vendría después.

De igual forma, como hijos de Dios, debemos ser entrenados por Él, porque nuestro carácter debe ser moldeado y el orgullo quitado, es decir, tenemos que ser renovados.

“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” Juan 3:30 (RVR1960).

En la reserva y en el silencio, es cuando podemos escuchar la voz del Señor, quien quiere que le entreguemos todo, sólo de esta forma podremos ser capaces de caminar por fe, aprendiendo a confiar en Él día a día, es así que avanzamos hacia la madurez y lograremos ser las personas que Dios quiere que seamos.

Volviendo a la historia de Elías, en el capitulo 18 vemos cómo después de un largo tiempo en el que aprendió a depender de Dios, fue utilizado de manera sorprendente por Él.

Así como Elías fue un instrumento en las manos del Señor, nosotros también podemos serlo, pero antes debemos pasar por un entrenamiento riguroso, no digo que sea fácil, de hecho, es doloroso, pero veamos este proceso como una gran oportunidad para crecer bajo la dirección de nuestro Padre, con la seguridad de que también tendremos Su provisión.

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” Lucas 9:23 (RVR1960).

Por Cesia Serna

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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