La organización internacional de estándares, es la entidad encargada de promover las normas internacionales para la fabricación de objetos. Su función principal es la de buscar la globalización con la finalidad de unificar las medidas de peso y volumen, para facilitar de tal manera el comercio entre países sin que haya desigualdades entre ellos. Por ejemplo hay medidas estándar para las ruedas de los automóviles, el fabricante que las respeta, corre con la ventaja de poder vender su producto, en cualquier país del mundo.

Algo parecido sucedía en el antiguo testamento. Dios había establecido leyes para su pueblo a través de Moisés. Estas eran un modelo o estándar que todos debían seguir al pie de la letra, el que no las cumplía debía soportar las consecuencias que iban desde el rechazo hasta la imposición de penalidades. Deuteronomio 28:58-59.

Pero la promesa de un reconciliador entre Dios y los hombres, anunciada por muchos profetas, alcanzaría su perfecto cumplimiento con la muerte de Jesús.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Romanos 8:2

La ley de Dios, nos permite ver los estándares que debemos procurar en nuestras vidas. Cuando transgredimos esta ley, podemos acercarnos nuevamente a Dios, con arrepentimiento,  a través del sacrificio de Jesús, con la seguridad de alcanzar el perdón de nuestros pecados.

Pero al no comprender esta verdad, cometemos el error de no creer que realmente fuimos liberados de todo el pecado. A veces nos sentimos frustrados por no llegar a cumplir con la ley y pronto la frustración se apodera de nuestra mente, terminando caídos e inmersos en la culpa. Pero debemos comprender que es solo a través de Cristo, podemos alcanzar paz con el Padre, ya que por El somos justificados por gracia.

El texto en Juan 3:16 y 17 nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”

Dios, que es el único que te puede juzgar, por lo cual deja de condenarte a ti mismo por las culpas del pasado.  Deja de sentirte culpable por no alcanzar el estándar de la ley. A través de Jesús, podemos correr confiadamente al trono de gracia, clamando por su perdón.

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Gálatas 5:13

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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