Todos nacimos inexpertos, sin ninguna experiencia. Al pasar el tiempo y los años conocimos y aprendimos varias cosas, desde como suplir nuestras necesidades básicas hasta cómo relacionarnos con los demás, llegando a descubrir para qué Dios nos dio la vida.
Tal vez, aún no te sientes capaz de hacer varias cosas, crees que no estás preparado para las grandes misiones que Dios tiene para ti, piensas que no eres apto para ser esa luz que nos manda a ser.
A diferencia de nuestra vida, en la que debemos aprender sobre algo para luego ponerlo en práctica, en la vida en Cristo es diferente pues lo que debemos hacer primeramente es creerle a Dios, cuando nos dice que somos más que vencedores, y dejar que Él nos vaya capacitando.
“Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones.” Jeremías 1:5 Te muestra que antes de que existieras y fueras o no capacitado, Dios ya te quería usar.
No debemos esperar que nos muestre primero lo que debemos hacer si no que sólo estando en medio de la misión podremos entender cómo actuar. Dios, claramente llama a todos sus hijos a la obra.
Estás llamado a ser ese discípulo “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Romanos 10:14-15
Ya deja de pensar que aún no es el tiempo o que no tienes lo necesario en las manos para cumplir con la misión que se te encomendó.
Tu vida misma es el instrumento. Ya no te niegues a servir y dar lo mejor, eres un ganador y Dios quiere usarte ahora.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.