En esta vida te encontrarás con tres tipos de personas: las emprendedoras, las conformistas y las que critican. Por ejemplo, te has propuesto decorar la casa de tus padres, seguramente ellos te apoyarán, pero no faltará un hermano que prefiera no participar, le da igual si la casa está adornada o no, y otro que esperará a que finalices para decirte cómo deberías haberlo hecho mejor, como espectador de una película.

La similitud entre un conformista y un criticón, es que ambos no desean involucrarse, simplemente son observadores pasivos; sin embargo, a los que critican les gusta sentarse a observar el panorama y opinar pero, lamentablemente sin apoyar o sacrificarse.

Así mismo sucedía en los tiempos de Jesús, muchos se acercaban a Él para conocerlo y además, de alguna manera, ser partícipes de sus bendiciones y milagros. Pero hubo ciertas personas que con regularidad lo asechaban con el propósito de criticarlo, como los fariseos, ellos eran los que enseñaban al pueblo y debían ser guías; sin embargo, fueron un estorbo en la obra del Señor.

“Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.” Marcos 7:5-6 (RVR1960)

Por lo tanto, estas actitudes se pueden presentar también en algunos cristianos, en lugar de llegar a la iglesia con el deseo de conocer a Cristo y llenarse de su presencia, van a criticar, ya sea a los hermanos, la música e incluso la prédica, lo que muestra que sus corazones están lejos de Dios; quizá olvidan que aquellos que buscaban a Jesús con fe, eran los que recibían sus milagros.

En esta oportunidad te animo a decidir ser una persona emprendedora donde quiera que vayas, no te conformes con lo que tienes delante tuyo, busca siempre alcanzar metas ¡involúcrate en el problema! pero no siendo el fariseo que critica, sino el que actúa. Un discípulo del Señor no cruza sus manos, al contrario, arriesga su vida para salvar a otros ¿eres seguidor de Cristo?.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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