Giezi era siervo de Eliseo, algunos teólogos piensan que pudo haber sido el sucesor de este gran profeta por su cercanía y aparición en varios pasajes bíblicos. Sin embargo, hoy lo vemos como una figura de codicia.

Después del gran suceso relatado en 2 Reyes 5:1-14, donde Naamán,  general del ejército Sirio fue sanado de la lepra, éste le rogó que aceptara algunos presentes que consistían en: diez talentos de plata, seis mil piezas de oro y diez mudas de vestidos. Pero de todos estos regalos Eliseo no quiso nada y dejó que se fuera, sin dejar más que su gratitud y su compromiso de fidelidad a Dios, 2 Reyes 5:17-19.

Pero Giezi, movido por su codicia, pensó que rechazar todos esos obsequios había sido un error y salió en busca de Naamán para tratar de recuperar algo, 2 Reyes 5:2. Pero una cosa lo llevó a otra, al encontrarse con el comandante Sirio, mintió para que le diese dos talentos y dos vestidos, 2 Reyes 5:22-23. Peor aún, al regresar a su casa fue confrontado por Eliseo, quien se acercó a su siervo y como un padre que sabe cuál es la falta, trató de conseguir una confesión o disculpa, pero Gieizi volvió a mentir, 2 Reyes 5:25.

Sin más remedio Eliseo, después de hacerle ver su error, ordenó que la lepra de la que había sido sanado Naamán se le pegara al siervo codicioso y a sus generaciones. 2 Reyes 5:27.

Sin duda, la codicia fue como una pequeña raíz que creció en el corazón de este hombre llevándolo a mentir y encubrir sus faltas. Pero una historia muy distinta ocurrió mucho tiempo después.

Jesús, guiado por el Espíritu Santo fue llevado al desierto para ayunar pero el diablo tomó esa oportunidad para tentarlo. Mateo 4:8, relata la tentación en la que satanás lo llevó a un monte alto para mostrarle todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: “Todo esto te daré, si postrado me adorares.” Mateo 4:9. Pero Jesús rechazó todo y tomando la palabra, reprendió a su tentador quien se fue derrotado.

Esto mismo que Jesús rechazó de manos del diablo, sería una mejor y más abundante recompensa, entregada por Dios Padre después de la resurrección.

Mateo 28:18 “Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.” Versión DHH

Cuando nuestra motivación se vuelve la codicia o desesperamos por  de tener alguna bendición, podemos cometer errores sin darnos cuenta que Dios ya sabe de nuestras necesidades y sólo queda que sepamos esperar.

Aprendamos de Jesús, quien supo poner en primer lugar a Dios antes que cualquier cosa y en consecuencia, recibió mucho más de lo que cualquiera se habría imaginado.

Filipenses 2:8-9 “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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