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¿Guardas rencor como si fuera un gran tesoro?

Una enemistad puede surgir por diferentes motivos, ya sean justificados o no. Cuando nace el rencor y lo albergamos en nuestro corazón, podemos llegar al error de cuidarlo como si fuera un gran tesoro, ¿te ha pasado?

Esaú y Jacob

Los hijos de Isaac se enemistaron a causa de la bendición de la primogenitura, Jacob con engaños logró la bendición de su padre y Esaú tuvo tal resentimiento y odio contra su hermano, que llegó a expresar amenazas de muerte contra él.

Su madre Rebeca, preocupada por la vida de Jacob, le aconsejo que se fuese a Harán de Mesopotamia, a casa de su tío Labán. Transcurrieron 20 años cuando se reencontraron nuevamente, Jacob temía por su vida y la de su familia.

Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y puso las siervas y sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos. Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.

Génesis 33:1-3 (RVR 1960).

Vivir con temor como Jacob, o con rencor como Esaú, es cargar con un gran peso sin razón, y lo único que logramos es amargar nuestra vida y además, transmitimos ese veneno a los demás.

En vez de perdonar y liberarnos de la enemistad, nos vamos aferrando al dolor que nos provocaron como un gran tesoro. Sin embargo no lo es, sino que es un estorbo, una piedra de tropiezo, un mentira en nuestro corazón.

Suelta todo rencor

Aunque estés albergando en tu ser el rencor por unos días o por años, puedes decidir dejar atrás el pasado, perdonar la deuda que tienen contigo y así liberarte del dolor y la amargura.

No pierdas más tiempo para ser libre, considera que Esaú y Jacob se reconciliaron después de 20 años, tiempo que podían haber aprovechado. Dios hizo la obra en ellos para que se perdonaran, sobre todo para que dejaran atrás todo resentimiento.

Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.

Génesis 33:4 (RVR 1960).

El rencor, la venganza y el resentimiento no son tesoros valiosos, al contrario son piedras de tropiezo que no te permiten tener paz. Perdona y disfruta de la libertad que Dios te da.

soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Colosenses 3:13 (RVR 1960).

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Soraida Fuentes

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