Cierta mujer fue a escuchar un sermón en el cual el ministro condenó el uso de medidas inexactas. La mujer se conmovió en gran manera por el discurso.
Al día siguiente, cuando el pastor la visitó le preguntó qué recordaba de su sermón. La mujer se disculpó diciendo que tenía muy mala memoria y por esto había olvidado casi todo lo que escuchó.
– Pero una cosa – dijo- he recordado, que al llegar a casa quemé la medida de madera de mi tienda.
Existe gente con una maravillosa memoria, capaces de memorizar muchísimos versículos y existen otras personas a las que les cuesta retener la información. Sin embargo, si el primer grupo no es capaz de poner en acción todo lo que sabe, será en vano memorizar la Biblia entera.
Santiago 1:22 dice: “No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos” (NTV) Lo importante es poner en práctica la Palabra de Dios y no solamente conocerla en teoría.
Ya sea que tengas una memoria prodigiosa o no, busca siempre la enseñanza que cada pasaje tiene para tu vida. No repitas versículos ni los leas sin meditar en ellos. Pídele a Dios que te muestre cómo aplicarlos en tu vida.
Si fuiste bendecido con una buena memoria, sigue aprendiendo y memorizando versículos pero no olvides que lo más importante es llevarlos a la práctica, que te ayuden a cambiar las cosas que están mal y ser la persona que Dios quiere que seas.
Si tu memoria no es buena, pídele a Dios que te ayude a vivir sabiamente, aplicando su Palabra, que aunque no seas capaz de repetir al pie de la letra los versículos, la gente pueda ver que vives de acuerdo a ellos.
Recuerda que lo importante es que seamos hacedores de la Palabra de Dios y no tan solo oidores.
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