¿Cuántos hemos soñado con tener relaciones interpersonales perfectas, donde no existan peleas que nos lleven a discusiones irreparables? Es posible que muchos, pero lamentablemente esto está fuera de nuestra realidad, somos humanos y por naturaleza tendemos a fallar y a disgustarnos con los demás.
Muchos dirán: “Pero si él es hijo de Dios, ¿Cómo puede enojarse?” El apóstol Pablo nos hace entender que enojarse no es ningún pecado, porque existirán situaciones en las que no podremos evitarlo, pero de nosotros depende persistir en ello o no.
“Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día, ni deben darle al diablo oportunidad de tentarlos.” Efesios 4:26-27(TLA)
Por supuesto que no faltaran situaciones que nos lleven a enojarnos y, aunque parece increíble, Dios también se enoja; sin embargo su enojo es momentáneo. Ese es el ejemplo que deberíamos imitar para estar en paz con todos, arreglar nuestros conflictos hasta que el sol se ponga.
Lamentablemente la mayoría de las veces los desacuerdos son con las personas más cercanas, que como resultado en muchas oportunidades provoca un cierto distanciamiento, lo cual no es saludable para una relación.
Quizá tuviste muchas razones para enojarte con tu amiga, pareja, esposa, padres, líderes pero, sin importar quien haya iniciado el conflicto, te animo a dar el primer paso a la reconciliación.
Y aunque te cueste reconocer tu error, debes dar ese primer paso si realmente deseas tener buenas relaciones con los demás. ¿Te has puesto a pensar en tu actitud? ¿Sabes lo que pudo haberle molestado a la otra persona de ti? Quizá hay ciertos aspectos en tu vida que necesitan ser fortalecidos.
Finalmente, pídele perdón, aun si no eres tú el culpable; porque al hacerlo no sólo mostrarás cierta madurez sino también le darás a entender a la otra persona cuán importante es para ti.
De nada sirve lastimarse con actos y palabras, incluso miradas, es momento de dar ese paso que te llevará a mantener la paz con otros y contigo mismo.
Pablo termina diciendo:
“Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.” Efesios 4:31-32 (TLA)
No esperes que el sol se ponga para reconciliarte con quien has tenido una diferencia. Reflexiona en esto: ¿Qué pesa más? ¿Demostrar quién es culpable y continuar en conflicto o pasar por alto la falta y vivir en paz con los demás?
Por Ruth Mamani
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.