Jean Buridán fue un filósofo y teólogo francés que logró destacar en sus estudios de la lógica basándose en los escritos de Aristóteles, pero su popularidad aumentó considerablemente al publicar un experimento mental conocido como “El asno de Buridán.”

Entre sus muchos intentos por defender el libre albedrío y la posibilidad de ponderar toda decisión a través de la razón, propuso la imagen de un asno que no sabe elegir entre dos montones de heno y como consecuencia de esa indecisión, termina muriendo de hambre.

Muchos colegas calificaron el ejemplo de inverosímil, pero Buridán defendía su paradigma con dos ejemplos claros: En el trabajo alguien podría decidir hacer siempre primero la tarea más urgente, pero al enfrentarse a varias tareas al mismo tiempo su propia indecisión acerca de cuál es la que debe priorizar le haría perder valiosísimo tiempo. O un hombre que ama a dos pretendientes ¿podría amar a ambas con la misma intensidad o lo más seguro es que terminaría perdiéndolas a ambas por culpa de su indecisión?

¿Qué es lo que podríamos pensar al respecto? ¿Será posible morir por la indecisión? Aunque el ejemplo del asno parece difícil de imaginar, la realidad es que muchos podrían estar atorados en su propia indecisión.

Apocalipsis 3:15-16 dice: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Versión Reina-Valera 1960

La Biblia dice que uno puede ser frío cuando conoce el evangelio pero está totalmente aparatado de Dios y de sus mandamientos, y es caliente cuando se ha llegar al conocimiento de la importancia del sacrificio de Jesús, desde ese momento vive rechazando el pecado y buscando constantemente una amistad cercana con Jesús.

Pero existe un tercer segmento que se quedó en medio: en este grupo están aquellos que conocen todo lo relacionado a ser caliente pero nunca se comprometieron totalmente en la obra de Dios y conocen todo lo relacionado a ser frío, pero nunca tomaron la decisión de dejar atrás sus pecados. Son tibios y de éstos el texto Bíblico antes mencionado dice que serán expulsados del cuerpo así como una persona expulsa su vómito.

Ahora volvamos a lanzar la pregunta: ¿Puede alguien morir por la indecisión?

1 Reyes 18:21 dice: “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.” Versión Reina-Valera 1960

La indecisión es un mal que puede afectar trágicamente la vida de cualquier persona en su diario vivir ya que provoca pérdidas, estancamiento, retraso en los proyectos y malestar incluso en familiares cercanos. Pero todo empeora catastróficamente cuando no se termina de elegir entre Dios y el pecado, entre la vida y la muerte, entre la salvación y el castigo eterno.

Toma una decisión. Si fuiste tibio o frío hasta ahora Dios puede ayudarte. Elige ser caliente.

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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