“Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.” Hechos 16:22-24
¿Quién puede seguir alabando a Dios después de recibir muchos azotes? ¿Quién puede mantener la paz después de una injusticia?
Pablo y Silas, junto a otros hermanos en la fe, estaban cumpliendo el mandato de Jesús, de predicar el evangelio y mostrar el amor de Dios. Pero, durante esa misión, fueron acusados y castigados injustamente por ayudar a una mujer endemoniada. Les quitaron la ropa y los golpearon severamente. Posteriormente los metieron en la cárcel con condiciones de máxima seguridad para que no escaparan.
¿Cómo reaccionarias tu frente a una injusticia? ¿Qué harías para aliviar tu dolor? ¿Tendrías el valor de orar por esas personas que te lastimaron y encarcelaron? ¿Cuál sería tu actitud?
“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.” Hechos 16:25-26.
A pesar de sufrir una injusticia y de ser falsamente acusados, Pablo y Silas no bajaron el ánimo, se pusieron a orar y cantar himnos a Dios. Estaban tan llenos de gozo que en su corazón sólo tenían gratitud para Dios por lo que estaban pasando. Ellos estaban seguros de que este suceso tenía un propósito y que el Señor tenía control de sus vidas.
En vez de enojarse con las personas o buscar venganza por lo que les hicieron, adoraron a Dios y oraron. Como consecuencia fueron libres de la prisión y ayudaron a que otros sean libres. También salvaron a toda la familia del carcelero. ¿Qué les hizo reaccionar de esa manera a Pablo y Silas? ¿Por qué tenían esa actitud pacífica y agradecido?
La Biblia dice: “Que el fruto que el Espíritu Santo es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio…” Gálatas 5:22-23.
Cualquier persona puedes ser feliz o tratar bien a las personas en circunstancias agradables, pero la verdadera prueba de lo que hay en el corazón se demuestra en situaciones difíciles. ¿Cómo reaccionas frente a una injusticia?
“¡Vamos, cantemos con alegría! ¡Alabemos a nuestro Dios! ¡Él nos salva y nos protege!” Salmos 95:1 (TLA)
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.