“Si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí. Pero ahora tú me has fatigado; has asolado toda mi compañía.  Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura. Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. Su furor me despedazó, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. Abrieron contra mí su boca. Hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos. Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo caer. Próspero estaba, y me desmenuzó; me arrebató por la cerviz y me despedazó, y me puso por blanco suyo.”  Job 16:6-12

Muchas veces nos cuesta leer el libro de Job, no es fácil leer acerca de un hombre que tuvo que soportar tanto sufrimiento. No terminaban de darle una mala noticia que ya llegaban con otra y aún peor.

La Biblia nos habla de la integridad de Job, quien aún en medio de la enfermedad y teniendo todo su cuerpo cubierto por llagas, no se quebrantó. Tampoco las tremendas pérdidas familiares que tuvo que soportar con la muerte de sus hijos, ni la ruina económica al perder todas sus riquezas pudieron vulnerarlo. Todo parecía derrumbarse con suma facilidad, cualquiera diría que Dios estaba enojado con él o ensañado con su vida.

Job no hizo lo mismo que muchos de nosotros, ante las pruebas y circunstancias de la vida, ya que generalmente tendemos a: 1) Quejarnos de nuestra situación 2) Darle lugar a la auto conmiseración o la lástima de nosotros mismos. 3) Tener un sentimiento de abandono por parte de Dios y de nuestros seres queridos.

Es más, aquellos a los que Job llamaba sus amigos, no entendían esta situación, no entraba en sus estereotipos; por lo tanto, sólo buscaban una y otra vez encontrar el  pecado oculto de Job, lo cual le ayudaría a entender las circunstancias de su vida actual.

Pero este no era el caso, Job permanecía íntegro, aún cuando su propia esposa le sugería que maldijera a Dios y muriera, pero Job nunca obró de tal manera.

Cuántas veces nos pasa que en medio de una situación difícil y esperando al menos un poco de comprensión y apoyo, lo único que encontramos son palabras duras y de juicio, preguntas que lo único que buscan es querer encasillarnos en uno de sus estándares para saber qué hacer o qué decir.

Cuántas veces se enseña equivocadamente que el sufrimiento viene por causa del pecado; sin embargo, esto no es cien por ciento acertado. Si bien dice la Biblia que la paga del pecado es muerte y por lo tanto el pecado trae sus consecuencias de sufrimiento, no toda mala situación o ni circunstancia dolorosa tiene su causa en el pecado.

Es necesario que como hijos y siervos de Dios tengamos mucho cuidado en caer en simplificaciones y subestimaciones, las que sólo terminarán dañando a las personas que se suponía íbamos a serles de ayuda o soporte en una difícil situación.

Por algo la Biblia nos dice: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33.

Hay situaciones que no entendemos, pero nuestra parte es confiar en la victoria del Señor.

La vida de Job nos enseña que se puede permanecer íntegro, aún en medio de situaciones dolorosas, pero tengamos en cuenta que en esos momentos saldrá  a la luz lo que realmente hay en nuestro corazón.

Finalmente a Job recibió mucho más de lo que tenía en salud, familia y riquezas, la historia termina con un hombre íntegro completamente restaurado.

Si estás pasando situaciones duras, difíciles de comprender, si de un momento para otro se han levantado tiempos de crisis, confía en Dios, mantente firme e íntegro creyendo que Él está en absoluto control de tu vida y que al igual que Job, tu postrer estado será mucho mejor que el primero.

Daniel Zangaro.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario