Conocemos a Dios como el Creador del Universo, el Hacedor de milagros, el Todopoderoso, el Proveedor, el Eterno, el Omnipresente y los demás nombres que están escritos en la Biblia y por las cuales se revela a nosotros.

Entre todos estos nombres destaco uno en particular porque refleja mucha cercanía, confianza e intimidad hacia él. Es Abba Padre, que traducido es Papito. En la costumbre judía mostraba una relación íntima y cariñosa que un hijo tenía con su padre. Jesús se dirigía a Dios de esta forma y también como hijos suyos nos invita a acercarnos de la misma manera.

En Romanos 8:16-17 nos dice: Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Estos versículos reflejan una hermosa verdad para nosotros porque nos da una apertura a una relación estrecha con nuestro Creador, a una intimidad especial y única, donde podemos mostrarnos tal cual somos, sin necesidad de protocolos. Contarle todo lo que nos pasó y nos pasa sin temor a ser juzgados, y expresarle lo que sentimos por él con palabras de amor y ternura.

Es un privilegio que podemos disfrutarlo cada día, cuando en oración, nos acercamos a Él.

¿Cómo es la relación que tienes con Dios, tu Padre Celestial? ¿Es formal, distante o has entendido la maravillosa posibilidad que posees, con libertad, de decirle palabras cariñosas, de expresarle tus más profundos secretos?

En cada situación que nos encontremos recordemos siempre esta gran verdad “Él es nuestro Padre, nosotros somos sus hijos.”

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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