Más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:6-7

Cuando llevaron a Jesús al Gólgota, iban dos criminales más para ser ejecutados con él. Al llegar al lugar llamado “La Calavera”, lo clavaron en la cruz y a estos dos hombres los crucificaron también, uno a su derecha y otro a su izquierda.

En ese momento Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.

La multitud observaba y los líderes se burlaban. “Salvó a otros –decían-, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido”. Los soldados también se burlaban de él, al ofrecerle vino agrio para beber. Y exclamaron: “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”. Encima de su cabeza, colocaron un letrero que decía: “Este es el Rey de los judíos”.

Uno de los criminales colgados junto a él se burló diciendo: “¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!”. El otro ladrón le respondió: ”¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte?  Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo”. Luego dijo: -Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

Jesús respondió:  – Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Nuestro Salvador no sólo pidió al Padre que perdonara a las personas que lo habían golpeado, insultado y se habían burlado de Él sino que también tuvo misericordia de uno de los criminales, de aquel que había reconocido que Él era el Hijo de Dios, un inocente que no merecía estar en ese lugar y quien le pidió humildemente que no se olvidara de él cuando volviera al paraíso.

No hay ni habrá persona que ame tanto a la humanidad como lo hizo Jesús, porque Él vino al mundo con el único propósito de morir por nosotros para que fuéramos salvos. Hasta el último segundo de vida, demostró amor, misericordia y otorgó perdón.

Este día te invito a reconocer a quien te demostró la mayor expresión de amor, al dar su vida por ti, su nombre es Jesús, sólo necesitas reconocer que le fallaste, pídele perdón por todos tus pecados y confiesa con tus propios labios que lo recibes como tu único Señor y Salvador, sentirás una paz indescriptible en tu corazón y nunca más te sentirás solo.

Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10 (NTV)

Este día que es tan especial reconozcamos, agradezcamos y celebremos el incomparable amor que nuestro Señor Jesús tuvo y tiene por cada uno de nosotros.

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario