“Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea; eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto” Salmos 3:3 (NVI)
Cuando los pensamientos de derrota, fracaso o tristeza inunda la mente del hombre, se hacen más visibles sus debilidades. Quizás hoy te encuentres de esta manera, caminando por la vida con tristeza y temor por lo que vendrá, pero recuerda que Dios es quien cuida tu vida y sostiene tu cabeza en alto para que veas lo que tiene preparado para ti.
Por Judith Quisbert
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.