La esclavitud se remonta a edades antiguas. Al parecer su origen histórico proviene del uso de  cautivos de guerra o de las conquistas de aldeas pequeñas  para usar a su pueblo como obreros en trabajos forzados. Aunque también cabe mencionar que otros llegaron a esa condición por deudas contraídas.

La esclavitud se convirtió en una fuente de riquezas y poder, de hecho varias civilizaciones antiguas tenían como base económica y de crecimiento urbano, a la fuerza de trabajo del esclavo.

Pero el paso del tiempo hizo que varios países se alejaran de la monarquía como sistema de gobierno creando una cámara de senadores y nombrando primer ministro, escogido por el mismo pueblo para que gobierne en las áreas políticas. En otros continentes, más que todo en América y África, las colonias lograron su independencia mediante revoluciones civiles e instauraron un autogobierno.

Después de todos esos cambios la mayoría de los países comenzaron abolir la esclavitud, algunos tardaron más que otros, pero se consiguió la tan ansiada libertad para todos.

Aunque ya haya pasado mucho tiempo desde que se terminó la esclavitud física, existen otros tipos de esclavitud con grilletes a los que le llaman tarjetas de crédito, jaulas que se llaman prestamos de dinero, cadenas de lujuria, rejas de adicciones, mazmorras de pecados, prisiones de culpa, calabozos de rencor, cárceles de orgullo, etc. La lista podría ser interminable.

Pero lo peor es que estas formas de esclavitud no sólo lo dejan a uno encerrado, sino que también tienen sus propios métodos de tortura. Las deudas monetarias hacen que uno trabaje para pagarle a otro, más de uno ha cometido toda clase de fechorías con tal de complacer su adicción, la mente del esclavo a la pornografía entiende que está mal pero ya no puede dejarlo, el orgullo te encierra en una profunda soledad, etc.

Gálatas 5:1 dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” (RVR1960)

Al leer esta porción de la biblia, no podemos dejar de notar el tono de advertencia que tiene, posiblemente porque los creyentes de aquella época eran propensos a caer en esclavitud, pero si volteamos a ver nuestro entorno, notaremos esa misma actitud, incluso en nosotros mismos.

El flujo de personas metidas en problemas por pedir un préstamo ha crecido inmensamente solo en la última época, lo peor es que no se trata de suplir necesidades, sino de complacer caprichos. Algunos estudios afirman que si se usaría la misma fuerza que se emplea para pagar una deuda en reunir dinero, una persona podría lograr sus metas en menos tiempo y permanecer libre de intereses. Pero por alguna razón, un buen número de individuos prefiere el yugo de la deuda que la libertad del ahorro.  Proverbios 22:7 (RVR1960)

En otros ámbitos, es increíble pensar que una persona necesita estar bajo los suplicios  del pecado para empezar a buscar a Dios con todo su corazón. Algunos simplemente esperan que ese vicio se convierta en un cuarto de torturas emocionales para empezar a orar casi se ha transformado en un común denominador que uno empiece a buscar en la biblia los medios para ser libre cuando toda la familia ya está metida en un problema, de a poco cambiamos la libertad de Dios por otro amo llamado pornografía al que creemos que podemos dominar, pero lo cierto es que en ese momento se es más prisionero que nunca, etc. Juan 8:34 (RVR1960)

Aunque esta realidad parezca tan fatalista, hoy en día y en medio de tanta esclavitud espiritual, el poder de la sangre de Jesús continúa teniendo la autoridad para rescatar a cualquier persona de su prisión. Su Misericordia continúa restaurando matrimonios, economías, relaciones, ministerios, vidas, e incluso liberando a adictos, rompiendo todo tipo de cadenas de vicio y abriendo celdas a los cautivos del pecado.

Todo con un solo fin: Libertad completa.

Juan 8:36 “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (RVR1960)

Dos fuerzas pugnan por ti, el pecado y Dios. En medio de esta batalla tú tienes la elección: tener como amo al pecado que te torturará sin piedad o ser verdaderamente libre, teniendo como Señor a Jesús en tu vida.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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