La comunidad científica ha formado una orden de animales marinos llamados selacimorfos, palabra griega compuesta que quiere decir cartilaginoso o formado de cartílago. Este grupo es más conocido con el nombre de “Tiburón” y se adhieren todos aquellos animales acuáticos cuya anatomía está formada en su mayor parte de esos mismos tejidos coyunturales elásticos.

La especie varía en todo tipo de tamaños y formas. Algunos tan grandes como el tiburón blanco y otros más pequeños que habitan en las profundidades marinas; incluso existen especies encontradas en agua dulce y en ríos, están los más raros como el tiburón martillo o el pez espada que a pesar de su nombre, también forman parte de esta categoría.

Esta especie marina tiene fama de ser agresiva, incontrolable y depredadora, todo eso gracias a películas y documentales que muestran sus enormes fauces con incontables dientes filosos. Algunos son tan agresivos que incluso devoran a los más débiles de su misma especie, además que su sentido del olfato es tan agudo que puede oler una gota de sangre a kilómetros de distancia.

Pero no todos los tiburones son nocivos y agresivos; el tiburón ballena puede medir hasta 18 metros de largo y se alimenta únicamente de plancton, además que es considerado dócil.

Una característica interesante y hasta cierto punto difícil de creer, es que los tiburones deben nada todo el tiempo o de lo contrario pueden hundirse en las profundidades marinas. Suena bastante raro pero es verdad; los tiburones son animales cuya constitución física es inferior a la densidad del agua, una cualidad que no les permite mantenerse a flote si se quedan en estado de reposo.

Aunque se trata de una peculiaridad encontrada únicamente en los tiburones, puede servirnos de ejemplo dentro del ambiente espiritual.

Una búsqueda constante de Dios es lo único que nos puede mantener a flote por sobre las aguas profundas del pecado. Si en algún momento alguno llegara a descuidarse y a quedarse estático, corre el riesgo de hundirse.

Pablo amonesta todo creyente cuando dice: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” 2 Timoteo 4:1-2 Versión Reina-Valera 1960

El apóstol nos pide que nos mantengamos en constante movimiento en la búsqueda de Dios y en la predicación de su palabra, de hecho usa la frase: “en tiempo y fuera de tiempo” para hacer aún más énfasis. A lo largo de la biblia podemos encontrar más recomendaciones similares; El Salmos 1:2 dice: “…Y en su ley medita de día y de noche.” 1 Tesalonicenses 5:17 dice que “oremos sin cesar”, 1 Crónicas 16:11 nos recomienda que “busquemos de Dios continuamente”, etc.

Recuerda, el tiburón se puede hundir en las profundidades del mar si se queda estático y alguno que quiere ser seguidor de Cristo, puede hundirse en el pecado si descuida su condición espiritual y deja de lado su constante búsqueda de Dios.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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