“(…) me ha enviado a consolar a todos los tristes, a dar a los afligidos de Sión una corona en vez de ceniza, perfume de alegría en vez de llanto, cantos de alabanza en vez de desesperación. Los llamaran “robles victoriosos”, plantados por el Señor para mostrar su gloria.” Isaías 61: 2-3 (DHH)
La pérdida de un ser querido produce aflicción, tristeza y dolor, por lo cual, muchas veces estos procesos son inevitables, pero aún dentro de lo negativo pueden aportarnos un fortalecimiento de nuestra fe y un desarrollo espiritual que antes no teníamos. Sin embargo, esto que debiera ser un proceso, en algunos casos se vuelve un estado permanente. Recuerda que Dios ha prometido cambiar tu luto en gozo. Te animo a aferrarte a esta promesa y tener confianza, que Dios cumplirá su Palabra.
Por Neyda Cruz
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.