“Dios es nuestro refugio eterno; ¡confiemos siempre en El” Isaías 26:4 (TLA)
A Tífany le gustaba jugar a las escondidas con sus amigas de la escuela, ella siempre encontraba un buen lugar para ocultarse. Su destreza en este juego se debía a que lo practicaba mucho en casa porque tristemente buscaba el mejor lugar para huir de los pleitos que sus padres tenían a menudo.
Tanto probar sitios finalmente encontró uno donde casi no se oían los gritos de sus padres, desde entonces ese era su lugar favorito, lo llamaba “mi refugio”.
Al pasar los años toda su familia tenía que mudarse a otra ciudad y ella, ya hecha toda una señorita, se acercó nuevamente a su “refugio” pero para sacar una caja que tenía escondida ahí, donde se encontraba escrito el Salmo 62: 5-8 “Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza. Sólo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios; él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme. Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio.” (NTV)
Ella no sólo se escondía sino que oraba a Dios y se aferraba a este Salmo, el cual trajo bien a su casa por la misericordia de Dios, pues sus padres habían tenido un tiempo de reconciliación y restauración.
Tífany, se refugió en Dios en medio de toda su angustia y no desistió hasta ver a su familia nuevamente llena de amor.
Sin duda, en el mundo existen vidas necesitadas de un refugio seguro, de consuelo, protección y esperanza, buscando un lugar donde sentirse en paz.
A donde vayas y por encima de los que estés pasando puedes refugiarte en Dios al igual que Tífany, es el único lugar seguro en el que puedes tener un tiempo de paz y de gozo.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.