El 16 de abril 1947 en la ciudad de Texas, ocurrió el accidente laboral más grande de la historia de Estados Unidos y del mundo.
Tres barcos, que contenían explosivos, volaron por los aires. Toda la ciudad fue inundada con flamas de fuego producida por los desechos, éstos a su vez llegaron a una fábrica de productos químicos, que fue desecha casi inmediatamente, y otros barcos petroleros que estaban varados en el puerto. La catástrofe se expandió tan rápido hacia toda la ciudad que rebasó por completo a todas las agencias de bomberos que acudieron para tratar de controlar el siniestro.
Tras varios días de caos, el desastre llegó a su fin con un terrible saldo humano y económico. La entidad policial encargada de investigar cuál había sido la causa de aquel terrible suceso, dijo en su reporte final: “…Un marinero o un estibador que, violando la prohibición expresa de fumar, fumó, y arrojó la colilla del cigarro sobre alguna cosa inflamable; entonces se produjo un pequeño incendio que se comunicó a los depósitos de municiones, y después vino lo peor… la catástrofe.”
Es increíble pensar como un pequeño acto quizás de irresponsabilidad o de ignorancia puede llegar a desencadenar un desastre tan grande. Sin embargo, suelen pasar cosas similares en nuestro diario vivir.
Aunque podríamos mencionar muchas causas o efectos, algunas pequeñas malas decisiones en nuestra vida han terminado con consecuencias fatales, por ejemplo: Cuando uno cuenta con buena salud y comete excesos indebidos que provocarán deficiencias físicas futuras, el quiebre de la solvencia económica casi siempre es producto de la mala mayordomía de los recursos y una ruptura de relaciones familiares es consecuencia de la toma de malas decisiones cuando se construyen las relaciones en el hogar.
Dios nos dio libre albedrío para decidir acerca de todo cuanto se nos ha entregado y muchas de las situaciones que estamos atravesando son consecuencias de nuestras malas elecciones, y aunque parezca muy triste, la realidad es que no podemos huir de tales consecuencias. Pero glorioso es Dios que su misericordia sobrepasa toda mala decisión que hayamos podido tomar.
Lucas 4:18-19 dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.”
Jesús vino para darte libertad, para sanar tu corazón y para que sepas que éste es el año agradable del Señor en tu vida. Su misericordia y fidelidad son tan grandes que en medio de toda aflicción causada por nuestra propia culpa, puede ayudarnos.
Pero en primer lugar es muy importante reconocer toda mala actitud que haya podido contribuir a la situación que estés atravesando, luego se debe restablecer una verdadera relación con Dios y permitir que su poder actúe.
No existen formulas fáciles o caminos cortos, pero siempre puedes estar seguro que Dios estará ahí para ti.
Jeremías 17:7-8 “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.”
Ten ánimo y continúa adelante.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.