Cuando una amiga decidió entregar su vida a Cristo, me preguntaba si le era permitido seguir  haciendo cosas que solía hacer antes de conocer a Jesús, o  si estaba bien continuar frecuentando  lugares  a los que acostumbraba ir. Sus amistades no eran de mucha ayuda ya que invitaciones a fiestas y otras cosas no le faltaban, por lo cual había momentos que extrañaba volver a su vida pasada.

Fue entonces que retrocedí el tiempo para recordar a la mujer de Lot, quien llegó a vivir en Sodoma, donde2 estableció su hogar y lugar en el que crecieron sus hijas. Pero la vida de Lot era triste ante la pervertida conducta de los habitantes de Sodoma y Gomorra. La decisión de establecerse en esa ciudad fue  equivocada y las consecuencias fueron dolorosas. Sin embargo, Dios en su gran misericordia, envió ángeles para salvar a Lot y a su familia.

“Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas… Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”, Gén. 19:17, 26.

Si vivimos recordando y lamentando las cosas que dejamos en el pasado evitaremos que los propósitos de Dios se cumplan en nuestras vidas.

La esposa de Lot es un triste ejemplo, después de recibir las instrucciones para salir de Sodoma y Gomorra desobedece, pues no debían mirar atrás, pero lo hizo. La pregunta es: ¿Por qué?

Ella aún no había abandonado a Sodoma, es más, la llevaba en el corazón, pero para Dios era símbolo de la inmoralidad, de la perversión y de una vida sin su presencia.

Cuando la mujer miró atrás expresando su pesar por las ciudades y añorando lo que Dios quería destruir, perdió su vida.

¿De verdad valió la pena perder la vida por causa de algo que sólo la llevaba a su destrucción?

¿Vale la pena que mires atrás, cuando Dios ya tiene un camino preparado para ti?

Mirar atrás solamente nos estanca, nos produce pérdidas, dolor, lo cual sólo enoja a Dios. Es como si no valoráramos el sacrificio de su hijo y quisiéramos continuar viviendo una vida sin Cristo.

Es fundamental avanzar sin temor y sin mirar atrás, pues al otro lado hay un milagro.

La decisión de Lot no fue buena, pero Dios ya tenía un plan para librarlos de la muerte, a él y a su familia, en realidad ése es el deseo de Dios: salvar las familias. Él dio las instrucciones para evitar el juicio, pero desobedecieron.

A veces nuestra obstinación produce dolorosos resultados pero la misericordia de Dios no nos faltará, por eso acerquémonos confiadamente ante el trono de su gracia, para hallar oportuno socorro. Sus brazos de misericordia siempre están abiertos para todo aquél que desea recibirlo.

No mires atrás, deja tu pasado donde pertenece, la vida con Cristo es mejor, te aseguro no tendrás nada de que arrepentirte.

Por Ruth Mamani.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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