En nuestro andar por el camino de la fe, atravesamos por momentos dolorosos, pero también tenemos tiempos de calma y gozo. Estos últimos, son muy bien recibidos, a diferencia de los primeros.

Creo que todos, en algún momento, hemos cuestionado la razón de vivir situaciones que nos hacen sufrir, olvidando que también de esta forma el Señor quiere enseñarnos lecciones valiosas, que nos conducirán a ser cada vez mejores.

“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2 (NTV).

No vivamos ni enfrentemos las circunstancias difíciles de la manera en que la sociedad acostumbra, busquemos ser llenos del Espíritu Santo, sólo así nuestra forma de pensar puede ser renovada.

Debemos aprender a aceptar de parte de Dios también las situaciones dolorosas, porque es a través de ellas que el Señor moldea nuestro carácter.

Y recuerda: “…que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28 (RVR1960).

Por Cesia Serna

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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