El “Watchman examiner” cuenta que en uno de los viajes del evangelista Moody a través del Atlántico, se prendió fuego en el barco. Los pasajeros empezaron a hacer una cadena para apagar el fuego.
Un amigo de Moody le dijo:
– Señor Moody, vámonos al otro lado del barco y pongámonos en oración.
El sensato evangelista replicó:
– No, señor; nos pondremos aquí en la fila y oraremos mientras pasamos los cubos con agua.
La oración es sin dudas el recurso más eficaz para enfrentar cualquier problema que tengamos; sin embargo, de nada sirve que nos sentemos a esperar de brazos cruzados a que llegue la respuesta.
Dios no dejará una sola oración sin responder pero también desea que hagamos nuestra parte, que seamos diligentes, que con fe tomemos acciones y Él irá abriendo puertas, poniendo a las personas indicadas en nuestro camino y bendecirá lo que hacemos si le entregamos a él nuestras cargas en oración.
En Proverbios 13:4 dice: “Los perezosos ambicionan mucho y obtienen poco, pero los que trabajan con esmero prosperarán” (NTV) Y esto no sólo se aplica al área económica, sino a todo. El sentarnos a desear que las cosas cambien no hará que eso suceda, se necesita acción.
Si tienes problemas familiares no esperes sentado a que desaparezcan, habla con tu familia y pide perdón o perdona. Si tus problemas son económicos, pide a Dios que te guíe, busca un trabajo o emprende algo nuevo, ¿cuáles son tus talentos? Si enfrentas una enfermedad sin duda alguna Dios puede sanarte, pero tú también debes cuidar tu cuerpo y ser responsable con tus hábitos y las cosas que consumes.
La oración y la acción van juntas, no te sientes a esperar a que las cosas cambien, sé parte activa de la solución.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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