Cuando un atleta logra ganar una medalla de oro, generalmente corre a abrazar a su entrenador, a sus amigos y a los familiares que lo hayan acompañado. La emoción es evidente durante esos segundos, pero quizás la explosión completa de alegría llega cuando sube al podio para recibir su premio.

Como todos sabemos, se empieza a repartir las medallas de oro, plata y bronce, entre el primer, el segundo y el tercer lugar respectivamente. Después llega otro momento emotivo: el himno nacional del país al que representa el ganador de la presea dorada es entonado. Muchos hombres y mujeres que llegaron ese momento no pueden contener la emoción y simplemente lloran, conmovidos recordando el camino que han recorrido hasta llegar a ese instante.

Kerri Lee Walsh, una voleibolista profesional estadounidense, refiriéndose a ese momento dijo durante una entrevista: “No existen suficientes palabras bellas para describir la satisfacción… Toda la gratitud que uno siente en ese momento. Es algo que brinda humildad también. Es la culminación de una etapa. Son cuatro años u ocho o toda una vida para  llegar a ese momento… Pienso en todas las personas que me han ayudado y han estado ahí para mí a lo largo del camino y los llevo conmigo al podio. El mejor agradecimiento que puedo darles es haber ganado…”

Podríamos comparar ese momento de premiación, aunque en una medida mucho menor, con el momento de recibir el galardón en los cielos: Apocalipsis nos describe los instantes en los que recibiremos una corona de oro y la paga por nuestras obras realizadas en la tierra, también entonaremos una canción de alabanza a Dios por su regalo de Salvación e incluso la Biblia dice que Él mismo enjugará las lágrimas de nuestros rostros.

En las olimpiadas hay gente que se prepara toda su vida para llegar a ese instante, muchos se sienten satisfechos por haber quedado entre los 10 ó 5 primeros lugares del mundo, pero el objetivo siempre es ganar la medalla de oro y ser el número 1. El apóstol Pablo nos anima a esforzaron por ese primer lugar en la carrera de la fe.

“Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corran ustedes de tal modo que reciban el premio. Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita.” 1 Corintios 9:24-27 Versión Dios Habla Hoy

Sigue luchando y sigue adelante, sabiendo que Dios está preparando un galardón para premiar tu trabajo y tu fidelidad.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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