Tener heridas sin sanar en nuestro corazón es igual que tener lesiones físicas sin el debido cuidado, las mismas que, con el pasar del tiempo, afectan notoriamente nuestra salud.

Basta una herida pequeña que no ha sanado correctamente para que todo nuestro cuerpo se vea afectado; no interesa si es en una mano, un pie o cualquier otro lugar, el dolor producido por  la lesión afecta a todo tu cuerpo y es imposible seguir con las actividades físicas normales e incluso tu vida puede correr peligro.

De la misma manera sucede en nuestro interior, cuando has sido lastimado por una decepción, rechazo, traición, culpa, etc. El no reconocer ni tratar de manera correcta  las heridas pueden afectar tanto tu vida hasta el punto de destruirla. Admitir que tenemos una herida que necesita ser curada, es el primer paso hacia la sanidad y acudir a Dios por ayuda es lo que nos dará victoria. No podemos vivir de buena manera el presente sin antes estar en paz con el pasado.

Tal vez para ti sea solo una pequeña herida y sin importancia, pero a la larga puede llegar a afectarte mucho, llegando a ser pequeñas grandes heridas que te impedirán tener una buena relación con Dios y, por consecuencia, vivir sin paz.

“Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.” Jeremías 30:17 (RVR-1960)

El único que puede curarte es nuestro Médico de médicos, entrégale tu carga y comienza con ese proceso, puede no ser fácil y dependiendo de la situación en que te encuentres podrías necesitar perdón, humildad, quererte y aceptarte tal y como eres para ser sanado. ¡Dios te sanará!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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