Dos  hombres estaban andando por una calle en la que abundaban las tiendas donde se vendían algunos artículos usados. De pronto, uno de ellos se detuvo frente a un escaparate en el que, junto a un montón de trajes había un letrero que decía: “Ligeramente manchados. Precios reducidísimos”

   – He aquí una lección para muchos cristianos – dijo el hombre- Algún pequeño pecado al que quizás no le damos importancia: Un hábito que sabemos desagrada el Señor y que excusamos porque es “cosa pequeña”… Sí, son pequeñas manchas, es cierto; pero que reducen grandemente el valor  de nuestro testimonio, no sólo a los ojos de Dios, sino también ante los hombres”

Cada una de nuestras palabras y de nuestros actos afecta nuestra vida, de forma positiva o  negativa. Muchas veces desestimamos los pecados o acciones que consideramos “pequeñas”, sin tener en cuenta que esas cosas también manchan nuestro testimonio.

Las personas siempre están observando la conducta que tenemos  y juzgando si somos o no aquello que predicamos, es por eso que siempre que aparezca una mancha en nuestra vida nuestro testimonio se verá afectado.

“para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” Filipenses 2:15 (RVR1960)

Si bien es cierto que no vamos a ser perfectos en esta tierra, lo importante es que hagamos nuestro  mejor esfuerzo por llevar una vida santa, por ser los mejores embajadores de Cristo. Si tenemos un corazón sincero y nos esforzamos, Dios nos ayudará a enfrentar las pruebas y nos fortalecerá ante las tentaciones.

No permitas que tu testimonio y tu vida se devalúen por manchas a las que quizás no le diste importancia. Recuerda que todo lo que hacemos tiene sus repercusiones, cuidémonos de las pequeñas manchas.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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