Todos hemos escuchado alguna vez la historia de la resurrección de Lázaro, que se encuentra en el capítulo 11 de Juan.

El relato dice que Lázaro enfermó y sus hermanas Martha y María mandaron a llamar a Jesús. En el versículo 3 dice que el mensaje era: “Señor, he aquí el que amas está enfermo”.

No mucha gente se animaría a mandar un mensaje así, salvo que hayan tenido una relación cercana con el Maestro.

Martha,  María y Lázaro habían sido testigos de  los milagros que Jesús había estado haciendo y  compartieron con Él, eran sus amigos. Probablemente estaban seguros de que Jesús vendría inmediatamente al escuchar la noticia y haría un gran milagro como los que habían visto.

Lejos de lo que podrían haber creído, Jesús  deliberadamente demoró y llegó 4 días después de que Lázaro había muerto. Y seguramente puedes pensar que Jesús era un mal amigo o que no le importaba realmente lo que sentían pero no es así, más adelante dice que Jesús lloró y que estaba conmovido pero Él tenía un plan más grande para la vida de sus amigos, los haría protagonistas de algo nunca antes visto.

Cuando Jesús llegó al lugar, Martha salió a su encuentro y le dijo: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.”

A veces creemos que hemos llegado al final de nuestras vidas. Tal vez estás enfrentando una enfermedad por la que pediste tanto tiempo a Dios que te sanara o quizás sientes que ya no podrás salir de la dura situación económica en la que te encuentras o tu familia está en la crisis más grande que jamás atravesó y  tal vez te has resignado y estás abandonando tus sueños y tu oración es parecida a la de Martha y le dices: Señor, si hubieses estado aquí, si hubieras llegado a tiempo…

No importa cuánto tiempo llevas pidiéndole a Dios un milagro, ni cuán mala sea tu situación económica, familiar o si el diagnóstico que te dieron es irreversible. Dios está en control y Él siempre llega a tiempo, no en nuestro tiempo, si no en Su tiempo.

Imagina lo que es que Lázaro llevara 4 días de muerto. Tal vez, si Lázaro llevara media hora de muerto todavía la esperanza de María y Martha estaría a flote pero cuatro días no daban lugar a dudas de que Lázaro estaba muerto.

Hay ocasiones en las que Dios nos pone en un tiempo de espera tan largo que estamos seguros de que es el final, que Jesús no llegó a tiempo y bueno, que hay que enterrar nuestras esperanzas, nuestros sueños y seguir adelante, conformándonos con lo que hay.

Pero es ahí, cuando ya no puedes más que Jesús llega y resucita aquello que dimos por muerto. Y es que cuando nosotros nos rendimos es Dios quien  mueve su mano y le da vida a lo que enterramos y hace posible lo imposible.

Dios quiere glorificarse en tu vida, quiere bendecirte y sin importar cuánto tiempo llevas esperando por un milagro, Dios llegará a tiempo.

No entierres tus sueños, no te des por vencido, deja que Dios haga un gran  milagro en tu vida y si por alguna razón ya los enterraste corre a Sus brazos y dale la oportunidad de resucitar lo que está muerto.

Recuerda que  Él es especialista en imposibles.

““porque nada hay imposible para Dios” Lucas 1:37 (RVR 1960).

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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