Así como puso a Adán en el huerto, Dios nos ha puesto en el mundo para que laboremos en él. También creó Dios el tiempo y quiso que nos relacionáramos. Nuestras emociones, nuestros pensamientos y la imaginación, son todas herramientas que nos ha otorgado para desarrollarnos.
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Génesis 2:15 (RVR 1960).
Más importante aún, nos dio el libre albedrío, que significa que tenemos la posibilidad de escoger, de decidir y recibir las consecuencias de nuestras decisiones. También nos dio la capacidad de creer. Al observar la naturaleza, la creación, no nos queda más que entender que hubo un magnánimo creador de todo esto.
Dios quiere que labremos y sembremos. Quiere que cultivemos relaciones, que cultivemos nuestro espíritu, nuestro entorno. Podemos cultivar la tierra, como mayordomos o administradores de esa maravillosa creación de Dios. Y la tierra donde podemos labrar, son las oportunidades que aprovechemos cada día.
El mundo es un hermoso jardín y requiere como tal, de tiempo y de trabajo. Necesitamos cultivar el mundo y nuestro espíritu con las herramientas que Dios nos ha dado. Usemos esas herramientas para lograr objetivos para Su reino. Seamos instrumentos de Dios y tratemos de lograr un mundo mejor.
Comenzando por nosotros mismos, por nuestras familias. Dando amor y siendo honestos, respetuosos, auténticos. Haciendo el bien cada vez que encontremos la posibilidad. Buscando las posibilidades a diario. Y no dejemos de hablar de Él con todos. De la diferencia que ha hecho en nuestra vida.
No es tomar la Biblia y agredir con ella a nadie. Sencillamente, traer Dios a la conversación y con sencillez y honestidad, comentar cómo nos ayuda el creer, el saber que Dios nos ama y nos acompaña en las pruebas. Es la mejor manera de predicar. Fue para lo que fuimos puestos en este huerto que es el mundo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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