Hay un gran mal que daña mucho la comunión con los demás y también va en contra de Dios: la murmuración. Cuán presurosos podemos ser en emitir juicio acerca de los demás incurriendo en pecado contra uno de los mandamientos que es amar a los demás como a nosotros mismos, porque murmurar es contrario al amor y, además, nos tomamos atribuciones que no nos corresponden al ponernos como jueces.


”Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” Santiago 4:11-12 (RVR1960)


Un caso acerca del desagrado de la murmuración por parte de Dios lo vemos en Números 12 cuando María y Aarón hablaron mal de Moisés porque tenía una mujer que era de otra nación, Jehová los confrontó acerca de su pecado, y por esto fueron castigados, y María quedó leprosa por un tiempo.


La murmuración nunca tiene un objetivo bueno, siempre tiene una intención escondida al desacreditar a la persona y dañarla, y nosotros como hijos de Dios cuando tenemos algo contra alguien debemos proceder de manera correcta. La palabra dice que debemos llamar a la persona con dos o tres testigos para dialogar y confrontar, no así hablar a espaldas o difamar.


Hay relaciones rotas a causa de las calumnias, incluso se han infiltrado tanto en la iglesia, un lugar donde se supone que debería ser como tu segundo hogar, que debemos hacer algo para detenerlas.


¿Qué piensas hacer al respecto? ¿Cómo actúas cuando llega a tus oídos un chisme? ¿Lo paras o aumentas más leña al fuego?


Cuando alguien empiece a compartir un chisme contigo ponle un alto, cámbiale de tema, resalta algo bueno de la persona afectada; recuerda que a Dios le desagrada esto y que tú puedes poner fin a una murmuración callando.


“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45 (RVR1960)


¡Venzamos el mal con el bien y pongamos punto final a la murmuración!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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