“Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” Génesis 22:2 (RVR)

La promesa se había cumplido en Abraham. Dios le había dado descendencia, lo había prosperado y bendecido muchísimo, pero llegó el tiempo de volver a ser probado.

Abraham había obedecido a Dios muchas veces en su caminar con Él, pero ninguna prueba había sido más dura y severa que esta: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” (Génesis 22:2).

Muchas veces Dios nos pide lo que más queremos en la vida, o nos demanda algo que nos cuesta entregarle, pero Abraham es un ejemplo de Fe y Obediencia. ¿Quién imaginaría que Dios le pediría a Isaac, el hijo de la promesa? y ¿Cómo respondería Abraham?  Sin ninguna duda en su corazón, muy temprano en la mañana siguiente, Abraham se puso en marcha con un asno cargado de leña y  su amado hijo Issac, tal vez este último preguntaría: Papá y ¿dónde está el cordero que será sacrificado? Puede que lágrimas hayan corrido de los ojos de Abraham, pues  Isaac era la promesa que Dios le había hecho pero, ¿por qué Dios se lo quitaría?

Tal vez te encuentres en una situación similar a la de Abraham, después de haber esperado por mucho tiempo la promesa de Dios para tu vida, Él la cumple para que la disfrutes, pero no pasa mucho tiempo y te pide de vuelta lo que te dio. Parece inexplicable, pero a veces Dios quiere asegurarse de cuán lejos llega tu amor por ÉL.

Pero, ¿Qué sucede cuando Dios nos está pidiendo algo que no es de tanta de bendición en nuestras vidas? Por supuesto que no nos cuesta dar.

La palabra del Señor dice en Hechos 10:23  “…Más bienaventurado es dar que recibir”.

Si anhelas un gran ministerio, tienes que entregarle algo a Dios primero, y no porque tengas que hacer cosas para que Él te bendiga, porque su misericordia es nueva cada mañana, pero quizás puede ser ese trabajo o esa persona que tanto le pediste a Dios te haya alejado de su presencia o te llevó a dejar de servirle cuando recibiste lo que tanto pediste.

Este es el momento de tomar una decisión, porque cuando obedecemos a Dios como lo hizo Abraham, confiando en que su plan es el mejor camino por el que debemos andar, seguro que todo obrará para bien.

Por Ruth Mamani

 

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario