A veces llegamos a desilusionarnos y perder la esperanza cuando nuestra fe esta puesta en alguna persona, situación o trabajo, etc. Cometemos el gran error de desanimarnos por el hecho de que alguien nos falló o no era lo que imaginábamos y nos desalentamos si  algún sueño no se realizó. Permitimos que esas cosas nos quieten la esperanza, el ánimo y el gozo para seguir adelante.

Cleofás era un seguidor más de Jesús, no era parte de los doce pero sí estaba al tanto de todo lo que el Maestro hacía. Cuando Jesús fue crucificado, claramente vemos en el capítulo 24 de Lucas, Cleofás estaba muy desanimado por todo lo sucedido y es que sus esperanzas estaban puestas en una persona y todo lo que Jesús había predicado no fue tomado en cuenta, no confió en el mensaje que Dios estaba dando a través de su Hijo.

Tal vez muchos de nosotros hemos estado o permanecemos en esa misma situación, hemos dejado que el desanimo se apodere de nosotros y la fe se desvanezca por alguien o por algo.

Deberíamos tomar en cuenta que todo lo que nuestros ojos ven, lo que nos rodea es falible, nada es perfecto o como queremos acá en la tierra, solamente Dios es perfecto y solo Él es fiel y nunca falla.

“Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.” Hechos 27:25 (RV-1960)

Recodemos todas las promesas que Dios nos hace y que son verdaderas, mantén el gozo que solo Dios te da y que es permanente, no se desvanece, no se rompe como un objeto, ni muere con una persona.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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