“Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo” Juan 9:5 (RVR 1960).
Una vez que experimentamos el milagro del nuevo nacimiento anhelamos que nuestros familiares puedan llegar a tener una experiencia parecida al conocer a Jesús. Sin embargo y lamentablemente, muchos de nuestros parientes y amigos más cercanos, persisten en rechazarlo.
Esto no debiera desanimarnos, ya que debemos tener presente que somos representantes de Cristo, por ello, nos corresponde reflejar amor, misericordia y paciencia.
Por lo tanto, determínate a ser luz con tus acciones y actitudes para que los demás puedan ver en ellas a Jesús quien vive en ti. No te desanimes y persevera, porque si lo haces, a su tiempo verás el fruto.
Por Neyda Cruz
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