Algo que podemos notar en todas las historias bíblicas de hombres y mujeres que obedecieron a Dios en sus vidas, es que sus acciones no sólo afectó únicamente sus vidas, sino también a las personas que los rodeaban.

El ejemplo más claro es el de Moisés: recordemos que regresó a Egipto por órdenes de Dios para pedir la liberación de Su pueblo, pero faraón se rehusó tajantemente, llamó holgazanes a los israelitas y aumentó el trabajo que debían hacer (Éxodo 5:1-20).

Después de todos esos incidentes, el pueblo encontró en Moisés al culpable. Criticado y rechazado, terminó dudando del llamado que tenía. Pero en ese momento de debilidad, Dios con amor de Padre, le dio nuevas fuerzas para que terminara su misión.

Al final sabemos que todo ese sacrificio fue bien recompensado. Los israelitas no sólo fueron libres del yugo egipcio, sino también vieron todas las maravillas que Dios podía hacer como no lo ha visto ningún otro pueblo sobre la faz de la tierra: el mar abriéndose, maná que aparecía día a día, las diez plagas, una columna de fuego, una nube que los guiaba, etc.

El sacrificio fue algo duro para Moisés y para la nación Israelí en ese entonces, pero podemos ver que la fidelidad a Dios tuvo su recompensa.

Esa conclusión nos lleva a hacernos preguntas, a pensar en las recompensas que podríamos recibir por los sacrificios que hacemos hoy. Uno quisiera acercarse a Dios con la intención de saber cuáles serán todos esos galardones, pero lo cierto es que parece una pregunta difícil de hacer ya que no estamos hablando de hacer negocios, contratos, acuerdos, alianzas o cosas similares, estamos hablando del servicio a nuestro Dios Todo Poderoso que con amor nos puso en la tierra para vivir el libertad y que después de nos perdimos en el pecado, Él personalmente nos volvió a recuperar a precio de Su propia sangre.

Alguien con un poco de cordura podría decir que no deberíamos pensar en premios o regalos, pero esa barrera no fue un impedimento para que el audaz Pedro levante la voz y exponga esa inquietud ante Jesús: “Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido. ¿Qué vamos a recibir? Jesús les respondió: Les aseguro que cuando llegue el tiempo en que todo sea renovado, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna.” Mateo 19:27-29 Versión Dios Habla Hoy

Jesús termina respondiendo con plena normalidad y siendo tremendamente honesto. Dicho sea de paso, recibir un trono para sentarse junto a nuestro Dios y juzgar a las 12 tribus de Israel, no es nada pequeño.

No tengamos miedo de pedirle a Dios que nos ayude a conocer sus promesas para nuestra vida, pero sobre todo, no tengamos temor de obedecer sus mandamientos cualquiera sea el sacrificio que nos pida.

La recompensa es segura porque Dios es fiel.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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