Nadie entra en una corte real sin bañarse o vistiendo ropa sucia, hacerlo así sería un insulto al rey. ¿Recuerdas a la reina Ester? Ella, para pasar una noche con el rey tuvo que pasar por un proceso de embellecimiento, que consistía en un año de tratamiento.

De igual forma, nosotros también pasaremos, no sólo una noche sino una eternidad con nuestro Rey de reyes, para lo cual necesitamos pasar por un proceso de transformación; de lo contrario, el mal olor de nuestros pecados no nos hará aceptos ante su presencia.

 “Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.” 2 Corintios 3:18 (NVI)

¿Cuán dispuesto está tu corazón para ser transformado? Dios desea derramar su Espíritu Santo sobre tu vida, pero antes de que eso suceda, necesitas ser transformado para que la olorosa ropa de tu antigua naturaleza sea quitada y seas vestido con vestiduras de  la justicia de Cristo. Sólo así estarás presentable para entrar en la presencia de Dios.

Seguir el protocolo de transformación para ver al Rey parece un proceso largo, todos estamos atravesándolo, seamos pacientes porque pasar la eternidad al lado de nuestro Rey realmente vale cualquier proceso.

Quizá pienses que has fallado demasiado, que no mereces estar en presencia del Rey; es verdad, ninguno de nosotros lo merece. Pero debes saber que su misericordia es más grande que la multitud de errores que hayas podido cometer.

¿Te gustaría ver al Rey? Empieza por reconocer y confesar tus pecados y sin duda Él te perdonará y limpiará de toda maldad.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9 (RVR1960)

Por Ruth Mamani

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario