Poco antes de la muerte de un pastor que había servido diligentemente en la obra de Dios, un grupo de amigos, líderes y pastores lo visitaron. De repente surgió la siguiente pregunta: ¿Cuál fue el peor ataque que recibió por parte de Satanás durante su ministerio?

Aquel hombre se acomodó y comenzó a hablarles diciendo: -“Durante mi vida sostuve muchos altercados y luchas con Satanás, ese león rugiente me ha atacado de una manera furiosa y ha usado toda su habilidad para tratar de que yo desista de la idea de predicar el evangelio. Un tiempo él logró que me sintiera un poco desalentado por las constantes luchas, pero con la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, ninguna de sus artimañas pudo prevalecer”.

Tras una pequeña pausa aquel hombre continuó hablando: -“Luego el enemigo trató de atacarme de otra manera, simplemente esperó pacientemente que yo mismo encontrara placer en la rutina. Llegó un momento en el que la monotonía comenzó a invadir mi vida, mi familia y el ministerio. En ese momento sentí que todo lo que hacía había perdido sentido, tenía ganas de dejarlo todo y por poco Satanás gana la batalla. Pero Dios se encargó de darme cada vez nuevos retos, cada uno requería todo mi esfuerzo mental, físico y espiritual, de esa manera no caí en la rutina. Los benditos problemas me salvaron”.

Al igual que el pastor de la historia, llega un momento en el que muchas personas dejan entrar a la rutina en su vida, porque suele brindar comodidad, da la impresión de tener el control de cualquier situación y la tranquilidad de lo predecible, pero todo ésto a un precio demasiado alto. Al cabo de un tiempo se suele perder el interés, la motivación, el objetivo y hasta las ganas de continuar.

La rutina puede ser demasiado costosa cuando una persona permite que tome control de su vida. Muchos realmente encuentran comodidad al practicarla, sobre todo en su vida espiritual. El tiempo de la oración y la lectura de la Biblia, llegan a convertirse gracias a la monotonía, en una vana repetición de palabras sin sentido. Es una peligrosa forma de vivir la vida cristiana, cuando lo cierto es que Dios siempre tiene cosas nuevas para quienes lo buscan; siempre existen nuevos retos y nuevas alturas para todos sus hijos.

Quizás caíste en la rutina y no encuentras el ánimo suficiente para continuar porque descuidaste por completo tu vida espiritual. Tal vez sea el momento de buscar nuevos retos y salir de la comodidad. Quizás han llegado algunos problemas que quebraron tu rutina espiritual diaria y te fuerzan a asumir nuevos retos. Cualquiera que sea la situación, demos gracias por los benditos problemas que nos ayudan a salir de una vida rutinaria, recordándonos que todas las cosas ayudan a bien a quienes aman a Dios.

Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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