Aunque las raíces son la parte menos visible de un árbol, son las encargadas de transportar agua al tronco, a las ramas y a los frutos. Crecen en el suelo en todos los sentidos, y absorben la humedad y los minerales disueltos. Dado que están en el interior del suelo, forman una red tan frondosa como la estructura de las ramas en el exterior y a menudo tienen mayor extensión que la copa.

Todo árbol necesita un anclaje firme para crecer y permanecer en el mismo lugar ante cualquier inclemencia climática; nosotros como hijos de Dios, también necesitamos tener un fundamento sólido para mantenernos firmes cuando enfrentemos diferentes pruebas porque las mismas revelarán nuestro estado espiritual y cuánta fe tenemos en nuestro Señor.

Nada de lo que pasamos sucede por casualidad, todo tiene un propósito incluso las pruebas porque nos hacen más fuertes, más dependientes de Dios y aumentan nuestra fe.

Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto. Jeremías 17:7-8 (NVI)

No permitas que la situación que este tiempo estás enfrentando te aparte de Dios y te haga olvidar que Él te ama, que está a tu lado y que es el único que puede de darte la fortaleza, la paz, la determinación, la dirección y el valor que necesitas para seguir adelante y ganar esta batalla. Aférrate cada día a su amor incondicional y a su fidelidad.

Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso. Declaro lo siguiente acerca del Señor: Solo él es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios y en él confío. Salmos 91:1-2 (NTV)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario