Una familia está compuesta básicamente por un papá, mamá, e hijos, y de acuerdo a la diversidad de culturas puede variar, sumándose los abuelos, tíos, primos y una mayor cantidad de personas que forman parte del círculo familiar, pero no podemos negar algo real dentro de la sociedad: la orfandad.

La orfandad es un estado en el que un hijo o una hija es sometido(a) involuntariamente a carecer de padre o madre por circunstancias médicas, económicas, sentimentales, donde la ausencia de uno o ambos pilares del hogar tiene consecuencias visibles en todo el mundo.

El estado de orfandad hace que varios niños vivan el peligro de ser víctimas del tráfico de órganos, violencia sexual, adicciones, consumo o tráfico de drogas. Los hogares que acogen a los infantes son un refugio temporal ante el clima adverso de violencia de la sociedad y las calles, en algunos casos ayudan a que los niños adquieran confianza a partir del cariño que les brindan los educadores con los que cuentan los centros; en otros, ocurre todo lo contrario.

Esta situación genera incertidumbre personal a un niño o niña huérfano o en situación de calle, ¿Qué alcanzar?, ¿Qué soñar?, ¿Qué pensar? Gracias a Dios, algunos de  los infantes que atraviesan esta situación pueden superar la depresión con la ayuda de otras personas, pero otros viven albergando sentimientos negativos creyendo que no existe esperanza para el futuro.

¿Cuál es la solución al sentimiento de orfandad? La Biblia nos da algunas respuestas en diversos pasajes:

– “Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada.” (Salmos 68:5)

-”Jehová guarda a los extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna.” (Salmo 146:9)

– “Defended al débil y al huérfano; Haced justicia al afligido y al menesteroso.” (Salmos 82:3)

– “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” (Santiago 1:27)

-”No traspases el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos; Porque el defensor de ellos es el Fuerte, el cual juzgará la causa de ellos contra ti.” (Proverbios 23:10-11)

La palabra nos muestra a Dios como el amparo de los huérfanos, como su protector, y convoca a la sociedad a ser parte de esta defensa por los niños y niñas del mundo. La solución al sentimiento de orfandad es el amor de Dios que lo llena todo, que sana corazones rotos y que ofrece una familia al desamparado.

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41:10)

Aunque creas que no le interesas a Dios y lo culpes por tus desdichas, Él no te desampara ni te olvida, está presente para darte su apoyo y amor incondicional, Él te dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”(Mateo 11:28), no pierdas la esperanza ni lo rechaces, no estás solo(a).

Por Carlos E. Encinas

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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