Hace poco, trabajé en un proyecto enfocado en la prevención de la violencia sexual infantil. Me decidí a hacerlo, alarmada por el incremento de esta problemática en nuestra sociedad, lo cual produce un terrible daño a la salud integral del niño.

En 2002, la OMS (Organización Mundial de la Salud) estimó que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años experimentaron relaciones sexuales forzadas u otras formas de violencia sexual con contacto físico. Aunque estos datos son de por si alarmantes, no son las estadísticas reales; la verdadera magnitud está oculta, debido a que muchos casos no han sido denunciados.

Algunos padres piensan que pueden proteger a sus hijos aconsejándoles que se alejen de extraños, o consideran que el agresor pudiera ser una persona que consume drogas, un borracho o que se encuentra en la cárcel, dejándose llevar por la apariencia ¡qué gran engaño! la mayoría de los agresores, resultan ser parientes o personas de confianza que convivían con la víctima y su familia.

Es fácil dejarse llevar por el aspecto, pero la realidad es que lo externo solamente es una máscara, por lo cual podemos cometer el error de confiar en un agresor sin darnos cuenta. Así también nos equivocamos en menospreciar a alguien, porque por su apariencia creemos que no es capaz o que no inspira confianza.

“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16:7 (RVR 1960)

Es primordial aprender del Señor a no mirar la apariencia, sino el corazón. No consideres que alguien es mala persona, simplemente porque ha estado en la cárcel, viviendo en las calles, ejerciendo la prostitución o destruyendo su vida con el alcohol. Recuerda que cabe la posibilidad que alguno esté injustamente tras las rejas y otros recurren al alcohol simplemente por desconocer el propósito de sus vidas.

En este tiempo quiero animarte a cambiar de mentalidad y a mirar a las personas por su corazón; no menosprecies, ni desvalorices a alguien por su apariencia, ni tampoco te dejes llevar por esta. Pero sí, ten mucho cuidado con las personas a las cuales brindas tu confianza. Es importante estar alerta de aquellos que se acercan a nuestras vidas vistiendo disfraces, para tratar de hacernos daño, como dice la Biblia son lobos con piel de cordero.

Recuerda que al igual que en los casos de abuso infantil, el agresor puede encontrarse muy cerca, aunque con una bonita apariencia. No te dejes engañar.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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