¿Te ha pasado que en alguna ocasión diste tu palabra y terminaste sin cumplir lo prometido? O por otro lado, ¿no cumplieron con aquello que te habían prometido?

En ambos casos, uno queda con una sensación desagradable que no quisiéramos sentir nuevamente, la misma que nunca experimentaremos de parte de Dios, porque Él es fiel a Su Palabra y como dice en Isaías 40:8 “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.” (RVR1960).

Su Palabra permanece para siempre, Dios no miente ni cambia de opinión como lo hacemos nosotros. Por ello, podemos tener la seguridad de que Sus promesas se harán reales en nuestras vidas, aun cuando pareciera que nada sucede.

Hoy te invito a seguir el ejemplo de Abraham, quien creyó a Dios y esperó con paciencia y terminó recibiendo aquello que el Señor le había prometido.

“Entonces Abraham esperó con paciencia y recibió lo que Dios le había prometido.” Hebreos 6:15 (NTV).

Recuerda que incluso en ese tiempo de espera, los cuidados del Señor son tiernos y cálidos hacia nosotros, que nos apacienta y lleva como un pastor.

“Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.” Isaías 40:11 (RVR1960).

Por Cesia Serna

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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