La voz es única en cada ser humano, así como las huellas dactilares; estos detalles nos hacen únicos en medio de muchas personas que también son incomparables.

Aún si estuviésemos en un lugar muy concurrido y ruidoso podríamos distinguir la voz de nuestros seres queridos cuando nos llaman, simplemente porque es única y la conocemos muy bien.

Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen” Juan 10:27 (NTV).

A veces en medio de una necesidad o de un problema deseamos oír la voz de Dios y con ello su respuesta y nos preguntamos si realmente lo que estamos oyendo es a Dios o son nuestros propios deseos y pensamientos.

Ahora, debemos preguntarnos ¿Conozco la voz de Jesús?

Conocer a Jesús y con ello poder reconocer su voz no es algo que se logra de un día a otro, es producto de una relación cercana e íntima. Pasar tiempo juntos es vital para una relación y de la misma manera sucede con Dios, no podemos pretender escuchar su opinión o decisión de manera inmediata cuando jamás hemos procurado buscarlo y mucho menos conocerlo.

Quizás es difícil y hasta vergonzoso decir que no podemos reconocer la voz de Dios porque no pasamos tiempo con Él, es cierto que tenemos muchas actividades, responsabilidades que requieren nuestra atención y tiempo pero si no priorizamos y le damos el tiempo que le corresponde nunca conoceremos a Jesús y será muy difícil oír una respuesta del Padre.

No es lo mismo saber de Él que conocerlo, Dios está ahí, dispuesto para guiarte y hablar contigo, por ello te invito a tener una vida de oración, medita en su palabra y también congrega.

“¡Oh, sí conociéramos al Señor! Esforcémonos por conocerlo. Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer o llegan las lluvias a comienzos de la primavera” Oseas 6:3 (NTV).

¿Eres parte del rebaño del Señor?

Por Judith Quisbert

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario