A medida que pasa el tiempo se puede observar que la maldad se ha incrementado, no es seguro caminar por las calles y más en horas de la noche. Como nos advirtió la palabra de Dios, el amor de muchos se está enfriando y por lo tanto existe insensibilidad al dolor ajeno y cada vez es más difícil confiar en las personas.

y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Mateo 24:12

Es peligroso que la iglesia se enfríe de la misma forma, que el fuego que Dios puso en el corazón se apague; y últimamente se pueden observar pocos hijos de Dios encendidos ¿A qué nos  referimos con personas encendidas? Es decir, personas que marquen la diferencia, que tengan misericordia de su prójimo y tengan algo que dar, que pongan la otra mejilla, dispuestos a dar sus propias vidas por amor a Dios.

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:6-7

Una de nuestras responsabilidades más importantes como hijos de Dios es mantener el fuego encendido, por eso Pablo le dijo a Timoteo: “Timoteo es tu responsabilidad ocuparte por tu vida espiritual” Tú debes saber que si el fuego se está apagando nadie vendrá a encenderlo por ti, esa es tu tarea.

Dios no te ha dado un espíritu de cobardía, ni de debilidad, Él te ha dado poder para vencer, para levantarte y ponerle pasión a tu vida. ¿Cómo está el fuego de tu corazón? Puedes darte cuenta si estas frío cuando pierdes la pasión, cuando tu deseo por estar con Dios ya no es igual que antes, si has dejado de congregarte, si aún no has pedido perdón, si continúas siendo la misma persona de hace años, y peor, si no pasa nada en tu vida de espiritual.

Y el fuego encendido sobre el altar no se apagara, sino que el sacerdote pondrá en la leña cada mañana, y acomodara el holocausto sobre él, y quemara sobre él las grosuras de los sacrificios de la paz. El fuego arderá continuamente en el altar; NO se apagará.” Levíticos 6:12-13

Mantener el fuego encendido era un mandato de Dios para los sacerdotes del Antiguo Testamento, ellos debían levantarse cada mañana para volver a echar leña en el altar. En la actualidad el fuego no es físico, sino interno, desde que Cristo dio su vida el fuego está en nuestro corazón y como sacerdotes de Dios, se nos pide que asumamos la responsabilidad de encenderlo cada día.

Dios no te llamó para estar frío como el montón, sino a dar luz y calor que el mundo tanto necesita. Asume tu responsabilidad y levántate cada mañana para orar, aparta tiempo para estudiar su palabra, así pondrás la leña en tu corazón y el fuego se volverá a encender,

No sirve de nada que seas tibio ¡Enciende el fuego!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario