Ríete de tu vida, de tus problemas, de cualquier situación. Busca el sentido del humor a cada palabra, en cada momento, en cada conversación. Reírse mueve los músculos del cuerpo, elimina toxinas y desarticula situaciones de tensión que sin duda afectan tu salud.
- Haz ejercicios físicos:
Caminar, montar bicicleta, nadar, hacer zumba son buenos ejercicios que además puedes disfrutar con amigos y en contacto con la naturaleza.
- Come mejor y con moderación:
Modifica tus hábitos alimenticios. Incrementa las frutas y vegetales, disminuye las carnes y los lácteos. Varias comidas al día en proporciones pequeñas son mejores que dos comidas repletas. Come para vivir. No vivas para comer.
- Relaciónate:
Conéctate con tu familia. Llama a tus amigos y reúnete con personas que te ayuden a crecer. Las relaciones interpersonales desarrollan varias facetas de tu inteligencia (inteligencia emocional, interpersonal e intrapersonal), y contribuirán a evitar la depresión y ansiedad que muchas veces se establecen en soledad.
- Disfruta experiencias nuevas:
Viaja, ve a un museo, un teatro, un concierto. Conoce nuevas personas. De esta manera se establecen nuevas conexiones neuronales, se establecen nuevas situaciones de aprendizaje y a la vez se disminuye el estrés de la vida cotidiana.
- Escucha música:
La música posibilita la expresión de emociones y sentimientos y aumenta la producción de endorfinas, neurotransmisores que incrementan las sensaciones de placer. Esto a su vez incrementa el sistema inmunológico.
- Conéctate con la naturaleza:
Aire puro, agua, sol propician la absorción de vitaminas y hasta la disminución de las alergias que se producen por los ácaros del polvo casero y los hongos de los lugares cerrados.
- Elimina la ambición:
Disminuye tus expectativas económicas. El afán por el dinero, el poder, las posesiones materiales destruyen tu salud y tus relaciones. Con frecuencia la ambición es causa de enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, cáncer y enfermedades mentales.
- Establece hábitos de prevención:
Sin obsesionarse ni ser hipocondriaco, visita a tu médico al menos una vez al año. Hazte exámenes para detectar tempranamente enfermedades como el cáncer de mama, próstata o colon.
- Desarrolla tu vida espiritual:
Establece un tiempo devocional. Lee la Biblia, ora y adora en armonía con otros. Estas son unas “terapias” excelentes porque Dios es el mejor de los terapeutas.
Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.