En la Biblia encontramos que la infidelidad en el matrimonio tiene consecuencias serias que no se pueden ignorar. Por supuesto, la falta de compromiso de un cónyuge tiene repercusiones en las relaciones personales y en la salud mental; pero la Palabra de Dios nos dice que la infidelidad va más allá.
A continuación se encuentran algunas consecuencias que una persona debe enfrentar cuando no es fiel a su pareja.
Así que, huyan de los pecados sexuales.
1 Corintios 6:18-19 (PDT)
Ustedes también dicen: «Ningún pecado que el ser humano pueda cometer tiene que ver con el cuerpo físico».Sin embargo yo digo que el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo? Ustedes han recibido al Espíritu de Dios y habita en ustedes. Entonces, ustedes no son dueños de su cuerpo, porque Dios los ha comprado por un precio. Así que, con su cuerpo, honren a Dios.
Podemos creer que el placer sexual es un acto que genera disfrute individual; sin embargo, la Biblia dice que es un atentado contra nuestro propio cuerpo.
En su carta a los corintios, Pablo sabía que muchos cristianos se veían tentados a pecar sexualmente con otras personas fuera de su matrimonio; por ese motivo les escribió para recordarles que como creyentes, nuestro cuerpo le pertenece a Dios, por lo tanto debemos honrarlo y no cometer pecados sexuales.
Ser infieles a la pareja no solo afecta al cónyuge, sino también la relación y respeto que tenemos con Dios. No podemos alabarle con libertad si es que nuestros cuerpos —que son templo del Espíritu Santo— están unidos al pecado.
Pero el que se acuesta con la mujer de otro es un torpe, se destruye a sí mismo.
Proverbios 6:32 (PDT)
Además de dañar la relación con Dios, la Biblia dice que ser infiel en el matrimonio tiene consecuencias a nivel personal. En este pasaje de Proverbios, Salomón señala que aquel que es infiel carece de entendimiento, y por consecuencia, se destruye a sí mismo.
Hay varias historias bíblicas que nos muestran que actuar sin pensar es insensato, ya que después tenemos que lidiar con las consecuencias. Algo que provee placer pasajero puede acarrear resultados dolorosos que son difíciles de enfrentar, o incluso de borrar.
Ustedes saben que se dijo: No cometas adulterio. Pero yo les digo: El que mira con malos deseos a la mujer de otro, ya está adulterando con ella en el fondo de su corazón.
Mateo 5:27-28 (BLPH)
La infidelidad es un pecado. Esto significa que nos aleja de Dios, puesto que Él es Santo y no puede habitar en donde hay maldad.
Si bien Dios nos perdona nuestros pecados, no podemos querer tener una relación cercana con Él si es que pecamos con nuestros pensamientos o acciones. Además, una vez que recibimos su perdón es para no cometer la misma falta.
Si persistimos en el pecado, terminaremos alejándonos por completo de Dios, porque en nuestro corazón no habrá lugar para Él, sino para nuestros propios deseos.
Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio.
Hebreos 13:4 (TLA)
La Biblia nos dice que la infidelidad, y cualquier otro pecado, tiene consecuencias. El ejemplo más famoso de este hecho es la historia del rey David y Betsabé.
Él utilizó su posición como rey para tener relaciones sexuales con una mujer casada. Después de cometer el acto, mandó a matar al esposo de Bestsabé y así encubrir el embarazo. Ante este hecho, Dios envió al profeta Natán para hacerle saber que recibiría un castigo por sus pecados.
Dios instituyó el matrimonio como algo honroso que merece respeto y está bajo Su protección. Por lo tanto, cuando hay una falta en el matrimonio, Él se encargará de juzgar conforme a las acciones de cada uno. Nuestra relación con Dios implica todo lo que hacemos en la vida, esto incluye nuestro compromiso en el matrimonio.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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