¿Entiendes a tus hijos?
Cinco barreras por las cuales no entendemos a los adolescentes
Por Saraí Llanes
Dime si te identificas conmigo. Soy la madre de dos adolescentes y desde hace algún tiempo me percato de que muchas veces no nos entendemos. Y es que a veces me parece que hablamos diferentes idiomas. Te nombro 5 barreras por las cuales no entendemos a los adolescentes cuando intentamos comunicarnos con ellos.
- Barreras idiomáticas
Efectivamente no hablamos el mismo idioma. Como muchas familias en el mundo, la nuestra tuvo que emigrar. Desde hace algunos años vivo en un país angloparlante y mis hijos han aprendido el inglés en tal medida que son prácticamente bilingües. A veces prefieren hablar en ese idioma y a pesar de que no me es ajeno, naturalmente ellos lo dominan mucho mejor. Gracias a Dios, cuando llegamos a este país ya ellos tenían dominada la compleja gramática española y su vocabulario era extenso. Sin embargo, de infinito, tengo que cuidar permanentemente que su léxico se enriquezca y a la vez que sea comprensible para que nos comuniquemos realmente.
Naturalmente, la situación es más difícil cuando intentamos establecer esta comunicación en inglés.
Esta barrera idiomática es trascendental y un verdadero problema en muchas familias de la actualidad. Dos opciones tenemos en nuestras manos paternas y en ambas tenemos que trabajar ardua y propositivamente. La primera y más fácil es mantener la lengua materna viva y obligatoria en nuestros hijos, convocarlos continuamente a leer y conversar en nuestro caso en español. La segunda opción es aprender el nuevo idioma del país donde nos encontramos, si no es por otro objetivo, al menos por comunicarnos con nuestros hijos. Recuerda: es importante entender lo que dicen.
- Barreras generacionales
Más allá de los términos comunes, los adolescentes muchas veces tienen su propio lenguaje generacional. Tienen sus propios códigos, muchos de ellos provenientes de los juegos de videos, las series y películas, y del uso continuado y creciente de las tecnologías. Independientemente del idioma que usen, ellos usan vocablos propios, jergas contemporáneas. Tal vez sea hora de buscar en diccionarios urbanos y preguntarles directamente.
- Barreras cognitivas
Debido a las diferencias en experiencia y educación entre padres y adolescentes se establecen barreras cognitivas. Ellos pueden parecer grandes, altos, y ser sumamente inteligentes, pero no son hombres ni mujeres todavía. Ignoran el mundo. Se encuentran aún comenzando su camino académico y no han vivido suficientes experiencias para aprender de ellas. No han compartido tampoco contextos que les aporten el background para poder hacer deducciones. Estas diferencias cognitivas determinan entonces que se produzcan mal entendidos y muchos problemas de comunicación. No podemos dejarlos sin las explicaciones necesarias. No debemos suponer nunca que ellos entendieron. Tampoco que somos nosotros quienes tenemos todo el conocimiento. Nosotros sabemos de unos temas, ellos saben de otros. La ciencia ha avanzado, la tecnología se ha incorporado a la vida cotidiana y ellos son conocedores de ella. Mejor estrategia es compartir cogniciones que dar conferencias.
- Barreras físicas y tecnológicas
Cada vez más los adolescentes hablan menos en persona y más a través de las redes sociales. Es como si la presencia física los intimidara y la presencia virtual los liberara. Han encontrado otro espacio físico de expresión. Si bien la participación en situaciones reales sigue siendo importante para su desarrollo psicosocial, la inclusión en las redes les ofrece una oportunidad de creatividad, relación e información que otras generaciones no disfrutaban. Por otra parte les extiende la visión en áreas antes solo del mundo adulto. La política, la ciencia y la cultura en su amplio espectro están ahora al alcance de su mano. Vencer la barrera de la impersonalidad e incorporarnos a sus sistemas es una tarea que nos corresponde como padres si queremos conocer quiénes son y con quién se relacionan.
- Barreras emocionales
Una última barrera que tenemos la misión de saltar es la de las emociones. Alegría, depresión, enamoramientos, sinusoides sentimentales producidos por hormonas en erupción son estampas de la adolescencia con las que tenemos que lidiar diariamente. Nuestras mejores herramientas son la paciencia y la tolerancia pero sobre todo la empatía, colocarse en su lugar.
En resumen, barreras idiomáticas, generacionales, cognitivas, físicas, tecnológicas y emocionales nos separan muchas veces de nuestros hijos, y si bien la comunicación es una carretera de dos vías, nosotros llevamos el timón. No dejes que las cercas se hagan profundas trincheras insalvables, porque si una misión tenemos como padres es la de construir puentes.
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Este artículo fue producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.