¿No sé si eres de las personas alas que les gustan las cosas a medias? pero nunca salen bien. Imagínate el comer algo que esta cocinado y sazonado solo a medias, no sería algo agradable para el paladar. Si tuvieras un auto a medias, te fallaría constantemente. Un trabajo donde solo te pagan a medias no te gustaría. Si tuvieras un matrimonio a medias seguramente tendrías muchos conflictos y heridás.
Así como las cosas a medias no funcionan en diferentes aéreas de la vida, tampoco funcionan en lo espiritual. Hay personas que son cristianas, pero sin saberlo solo tienen una relación con Dios a medias. Se dicen cristianos pero solo siguen, sirven, alaban y aman a Dios cuando las cosas van bien. Disfrutan de la música, compañerismo y de un ambiente espiritual; pero cuando viene una prueba abandonan su relación con Dios. Su relación con Dios es solo a medias.
Hay situaciones para un cristiano incómodas, confusas y agotadoras. Son momentos donde Dios prueba el corazón para poder separar a los que ”le aman” por razones egoístas y otros que te aman con un corazón sincero. Las pruebas ayudan a recordar lo frágil de nuestra humanidad y que no todo en la vida se puede controlar o solucionar por nuestras propias fuerzas. Las crisis en la vida ayudan a las personas a abrir su corazón en aéreas que por una razón u otra se les habia negado acceso a Dios. Los momentos de prueba producen paciencia, obediencia, fe, esperanza, confianza y una relación más intima con Dios.
La Biblia nos dice en Santiago 1:2-5 -”Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada”. Las pruebas evitan a que una persona sea un seguidor de Cristo a medias. Ayudan al cristiano a madurar y conocer que Dios siempre está con nosotros y nunca nos ama a medias.