La forma más sencilla en la que podríamos definir una vida sin excesos como una vida equilibrada. Esta definición nos lleva a pensar que debemos procurar que todas las áreas de nuestra vida se encuentren en equilibrio.
No siempre es fácil, pero es necesario vivir sin excesos
Sin duda alguna no es una labor sencilla, pero cuanto más procuremos vivir equilibradamente, nuestro equipaje será más ligero y el viaje por la vida será mucho más llevadero.
Si pensamos en una persona que come mucho, seguramente veremos problemas de sobre peso y complicaciones en su salud. Si otra persona decide trabajar en exceso, experimentará agotamiento físico, estrés y otras enfermedades. De igual manera, una persona que bebe en exceso puede esperar, en corto o largo plazo, la consecuencia de sus actos.
Pero las complicaciones atribuidas a los excesos no son solamente físicas. Si una persona decide dedicarse por completo a su trabajo y deja de lado a su familia, seguramente acabará por perderla.
Si permitimos que la ansiedad y la preocupación controlen nuestras vidas, estaremos en un gran problema porque esto nos afectará a nosotros y a todos los que nos rodean. Entonces, ¿está bien ser descuidados? No, para nada, ese sería el otro extremo.
Una vida equilibrada nos aleja de los excesos
Una vida equilibrada nos brinda salud en todas las áreas de nuestra vida, pero no es tarea sencilla, es por eso que debemos aprender a descansar y confiar en el Señor, a presentarle nuestras necesidades y permitirle que se haga cargo.
Esto no significa que nos quedemos de brazos cruzados, sino que nos dediquemos a dar lo mejor de nosotros, que hagamos nuestra parte y lo demás podemos confiarlo en las manos de Dios.
Cuando Jesús estaba enseñando a sus discípulos les dijo:
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Mateo 6:25-27 (RVR1960)
Disfruta el regalo de la vida
La vida es un regalo de Dios y todo lo que vivimos tiene un propósito, aun las cosas malas. Sin embargo, tanto de las experiencias buenas como de aquellas que no lo son, debemos aprender a enfrentar todas con agradecimiento y fe.
Si vives de forma extrema, si no tienes un equilibrio en tu vida, no podrás disfrutarla, porque el estrés, la ansiedad, la preocupación o las consecuencias de una vida con excesos no te permitirán disfrutar el viaje. Tu mirada solamente se centrará en lo negativo, en el ahora, en los problemas y tu equipaje se hará cada vez más pesado.
Nuestro contentamiento debe estar en Dios, ahí hallaremos esa paz y ese gozo que no dependen de las circunstancias, sino de nuestra confianza en el Señor y podremos decir como Pablo: «…pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación».
Deja de cargar con tanto afán y preocupación, disfruta de esta vida con sabiduría, agradece las bendiciones del Señor y pon tu futuro en sus manos.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.