En un abrir y cerrar de ojos veo que se fue la tercera parte del 2014. Honestamente me asombra que los días siguen su curso y no se detienen a esperar por mis decisiones. Me entusiasma tanto lo que se viene que estoy pensando por donde debo empezar, y tengo que confesar que a veces me abruma demasiado el pensar cómo hacerlo.
Con sinceridad acepto que en los próximos meses antes de terminar el corriente año, tendré que enfrentar desafíos que me harán más fuerte, que fortalecerán mis inseguridades mientras sigue madurando mi carácter. Aunque no lo quiera aceptar, hay procesos que no los puedo detener. Existen consecuencias que no puedo evitar y dolores que deberé soportar. No siempre podré ocultar la tristeza o la angustia que produce la travesía hacia la transformación personal . Debo estar listo para que lo que pueda llegar, saque de mí lo mejor sin temor al resultado final. Hay acontecimientos que son el desenlace final de sucesos del pasado y que por más explicaciones que busque no las encontraré. ¿Cuál será mi actitud ante ese llamado de ser otro ser humano? ¿Detenerme y murmurar o respirar, tomar aire y seguir adelante?
Hace unos días escuchaba a un invitando en el programa radial
Haya sido por mi causa o por la de otros, no tengo tiempo que perder porque se la vida sigue sin pausas. No hay tiempo para reclamos o cuestionamientos. Por otro lado, recientemente en el show El Antivirus, la Dra. Elizabeth Guidini expuso que “la actitud positiva llena de entusiasmo es la clave para el fracaso o el éxito ante el problema o situación que llegará seguramente”.
La preparación y planificación son vitales para obtener al final del año lo que pensé e imaginé al inicio del mismo. Decidiré terminar con todo lo que me limita y desgasta mis reservas de energías. Retomaré lo que he dejado pendiente hace mucho tiempo y con la ayuda divina lo completaré. Venceré el temor y la vergüenza. Ellas serán como una catapulta que me impulsarán para llegar a la realización de mi propósito en la tierra. Seré inspirado por la Palabra divina para dejar de existir y de una vez vivir plenamente bajo la gracia y el favor del Creador de mi ser.
En el caminar encontraré llanto y gozo; oscuridad y resplandor; ansiedad y descanso; pereza y ánimo, pero desde mi interior gritaré como Jabes: “«Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción.» Y Dios le concedió su petición (1ra Crónicas 4:9-10 NVI).
Es el momento de hacer un borrón y cuenta nueva. De no mirar más por encima del hombro. ¡Ha llegado la hora de empezar por el principio!
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¡Lo mejor de la vida para ti y los tuyos!